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¡A PESAR DE TODO: VIVA LA REVOLUCIÓN UCRANIANA!

A un año de la masacre en la Casa de los Sindicatos de Odesa… 

 ¡Abajo los pactos de rendición de Minsk, Ucrania debe ser la tumba del fascismo!

Miles llenaron la Maidan Nezalezhnosti, la Plaza de la Independencia de Kiev, el último mes [febrero] para señalar el primer aniversario de la salida del presidente Yanukovich. La plaza dio al movimiento de protesta en su contra el nombre de Maidán. Pero un año más tarde las escenas de furia espontánea se han convertido en un grotesco espectáculo nacionalista. Himnos a la ‘Gloria de Ucrania’ inundan el ambiente. La organización fascista Sector de Derecha ha ganado tal sentido de legitimidad que incluso quioscos turísticos venden sus pegatinas” (Socialist Worker, 3/03/15, traducción propia).

Después de pasarse todo un año negando el ascenso del fascismo en Ucrania, tenemos que encontrarnos con esta confesión miserable de uno de los partidos de la izquierda pro-Maidán, el SWP inglés. Sin embargo, es necesario recalcar que ese mismo “grotesco espectáculo nacionalista” lo pudimos observar durante la insurrección fascista y ahora estamos siendo testigos de su consolidación, golpe tras golpe. El propio Poroshenko ha reconocido que “el sacrificio del Maidán inspira a los que luchan en el este del país” (El País, 21/02/15).

En primer lugar, debemos señalar que estamos frente al surgimiento de nuevas formaciones fascistas: el llamado “Frente Popular” del primer ministro Yatseniuk y de Adriy Parubiy (el jefe de las “autodefensas” del Maidán), como escisión de “Patria” de Timoshenko; el “Partido Radical” de Oleg Liashko; y el partido “Autoayuda” de Andriy Sadovyi. Todas estas agrupaciones dirigen abiertamente sus propios batallones fascistas y forman parte del actual gobierno ucraniano. Esto ha implicado, por supuesto, no solo la impunidad y legalización de las milicias fascistas del Maidán, sino su integración oficial al ejército ucraniano (incluyendo por supuesto al ya conocido “Sector de Derecha”). Para el marxismo, esto solo puede ser posible bajo un régimen que ha dejado de ser bonapartista para convertirse en uno fascista.

Como agentes bonapartistas dentro del gobierno de coalición tenemos en primer lugar a Poroshenko, presidente de Ucrania y a lo que queda del viejo partido de Timoshenko. Sin embargo, lo significativo es la participación de tres extranjeros como ministros de sectores clave; incluso uno de ellos viene directamente del departamento de Estado norteamericano para garantizar directamente el endeudamiento y saqueo de la nación. Es decir, estamos frente a un régimen donde predomina el sometimiento absoluto al capital financiero por sobre las oscilaciones propias del bonapartismo: “En los países latinoamericanos [o semi-coloniales como Ucrania] el fascismo es la expresión de la dependencia más servil del imperialismo extranjero” (Trotsky, “Combatir al imperialismo para combatir al fascismo”).

Aunque Sbovoda ha triplicado sus votos en las últimas elecciones no ha recuperado aún el masivo apoyo electoral que obtuvo en octubre del 2012. Sin embargo, fue “Sector de Derecha” quien ha dado realmente el salto político: no solo duplicó sus votos sino que su líder, Dmitró Yárosh, ha sido nombrado asesor militar de la jefatura de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Los choques entre Sbovoda y “Sector de Derecha” y el actual gobierno fascista de coalición expresan por un lado  disputas en relación al liderazgo del régimen de transición pero también la exigencia de una política más agresiva con respecto al levantamiento revolucionario del Este, bajo la constante presión de la pequeño-burguesa del Maidán.

Evidentemente este avance en la consolidación de un régimen fascista sobre Ucrania tiene su correlato no solo en el genocidio sobre el Este insurrecto, sino en la profundización de la persecución sistemática de las organizaciones de la clase obrera fuera de Dombás. En primer lugar tenemos acciones “ilegales” realizadas con total impunidad: el asesinato, secuestro y tortura de miembros de organizaciones sindicales y políticas de la clase obrera a manos de las milicias fascistas del régimen. En segundo lugar, como acciones legales del régimen: expulsión del parlamento del “Partido Comunista”, procesamiento de dirigentes de izquierda y una ley para la “limpieza” anti-comunista del país: eliminación y prohibición de todo nombre (de las calles, fechas, etc.), símbolo (destrucción oficial de monumentos) o expresión política relacionada al comunismo y al pasado soviético. Por el contrario habrá pena de cárcel para los que desconozcan a Stepán Bandera y su ejército fascista como “héroes de la nación”. Finalmente, no debemos olvidar que Ucrania fue el único país (junto a EEUU y Canadá) en votar contra una condena formal al nazismo y a la persecución racial durante una de las asambleas de la organización imperialista de “Naciones Unidas”.

Tenemos entonces un régimen de transición sostenido por milicias fascistas integradas al Estado bajo la dirección directa y beneficio inmediato del capital financiero que busca la destrucción sistemática de las organizaciones obreras. Si esto no es un régimen fascista ¿cómo es uno “de verdad” entonces? Esta es la pregunta que la vanguardia proletaria debe estar haciéndole a los grandes “intelectuales” de la izquierda pro-Maidán. Sin embargo, estas cuestiones parecen no preocuparles en absoluto. Por el contrario, ellos tratan con el mayor desprecio social-imperialista el levantamiento revolucionario de la cuenca minera del Dombás. El SWP inglés por ejemplo da tribuna a dos “manifestantes estudiantiles” que no tienen reparos en hacer las siguientes afirmaciones: “Si la gente en el este no hubiera gritado ‘Putin ven aquí’ entonces quizás nosotros no tendríamos una guerra. Ellos no son realmente ucranianos, sino fueron llevados allí por José Stalin después de la hambruna en 1932-33. Esa es la razón por la que nosotros tenemos tales problemas” (Socialist Worker, 03/03/15).

La gran tesis del seudo-trotskismo inglés es que Rusia es una potencia imperialista. En realidad esta afirmación no es el resultado de un examen serio de la cuestión, sino la simple continuación de su podrida tesis anti-marxista sobre la naturaleza de la URSS como “capitalismo de Estado” o “social-imperialismo”. La restauración del capitalismo a manos de la burocracia estalinista fue para ellos un mero cambio de forma y no un salto cualitativo en el régimen de propiedad y en el carácter de clase del Estado. Todas estas estupideces Trotsky ya las combatió en su momento dentro de sus propias filas y de forma contundente y definitiva: “La victoria de los estados imperialistas significaría la caída, no solamente de la nueva ‘clase explotadora’ en la Unión Soviética, sino también de las nuevas formas de producción, la disminución de toda la economía soviética al nivel de un capitalismo atrasado y semicolonial” (Trotsky, “En defensa del marxismo”).

Pero la miseria intelectual y política de la izquierda pro-Maidán no acaba aquí. Para sindicalistas como Simvolokov, a pesar de que los trabajadores tienen que enfrentar “los efectos de una creciente crisis económica y los ataques contra su sustento, la guerra separatista [!] que se extiende y los asaltos contra los derechos democráticos…lo que se logró en cuanto a su confianza y autoestima durante las protestas contra Yanukóvich en el Maidán en Kiev y por todo el país ha fortalecido [¡sic!] a la clase obrera” (El Militante, 16/03/15). Pero hay más. Incluso reconoce que la moneda ucraniana ha caído a un mínimo histórico, lo que significa que “el salario medio solo tiene un valor de 50 dólares por mes…No se puede vivir con eso”. Y a pesar de todo esto, de la masacre de Odesa, de la persecución judicial de sus sobrevivientes, ¿Cómo es posible que alguien se atreva a sostener que la clase obrera se ha “fortalecido”?

La lista de partidos pro-Maidán es larga, sin embargo, no queremos dejar de mencionar a los sindicalistas de la LIT-CI. No olvidemos que para ellos el Maidán fue “una victoria democrática que ilumina el camino a los pueblos del mundo y aterroriza a las clases dominantes”. Frente a todos los acontecimientos posteriores para cualquiera este tipo de afirmaciones solo pueden provenir de un ardiente fascista o de un loco rematado. Sin embargo, se trata simplemente de la LIT-CI, los tercos seguidores del argentino Nahuel Moreno. Partiendo de esta entusiasta caracterización, de afirmar que el fascismo puede dirigir milicias obreras, veamos las cosas que se inventan ahora para justificar semejante política: “El Kremlin ha promovido nacionalistas pro-rusos y organizaciones fascistas […] Kiev respondió impulsando las acciones de los nazis de “Sector de Derecha” con el fin de desalojar a los nacionalistas pro-rusos [en realidad fue al revés]. Ellos colisionaron en Járkov y Odesa, cuyo resultado fue el fin de las actividades pro-rusas en estas ciudades” (LIT-CI.org, 19/03/15, traducción propia).

Al parecer es la primera vez que mencionan a Odesa. Cuando sucedió la masacre en la Casa de los Sindicatos no dijeron ni una palabra. Ahora dicen que fue un choque “entre fascistas” (cuestión inédita en la Historia). Hubo dirigentes sindicales allí, un militante de Borotda fue rematado en el suelo, ¿eran ellos fascistas? Este doble rasero morenista es de un cinismo increíble. En el Maidán no importó si la dirección era fascista: se trataba de auto-defensas “obreras” haciendo la revolución “democrática”. En el caso del Anti-Maidán es diferente: no podemos apoyar un levantamiento dirigido por “fascistas pro-rusos”. Es decir, con los fascistas de Obama sí, con los “fascistas” de Putin no. Con los “fascistas” de ISIS tampoco, por el contrario hay que pedirle armas a EEUU para combatirlo. Pareciera que la LIT-CI simplemente pregunta de qué lado está Obama y luego llena el papel de frases izquierdosas para disimular su capitulación al imperialismo.

Sin embargo, la participación de organizaciones sindicales y políticas de la clase obrera en el levantamiento armado del Este (la región más industrializada de país) es un hecho ampliamente documentado. Tenemos por ejemplo la siguiente declaración del Sindicato Independiente de Mineros de Donetsk: “Nosotros, los residentes de Dombás, luchamos contra todas las manifestaciones del nazismo y del fascismo. Nosotros estamos luchando con las armas en la mano, por nuestras vidas y las vidas de nuestros seres queridos. […] Hacemos un llamado a ustedes, los trabajadores de los países europeos, para pedirles su ayuda y solidaridad: ayúdennos a romper la fortaleza del fascismo en Ucrania. ¡Esta será nuestra victoria común!”. La LIT-CI no solo oculta esto, sino también el caso de los jóvenes internacionalistas españoles que respondiendo a este llamado fueron a combatir a Dombás y que ahora están siendo perseguidos por su Estado imperialista precisamente por enfrentar al fascismo no en el papel sino en el campo de batalla. El boicot de la solidaridad con estos compañeros es tan criminal como lo que hizo el estalinismo con respecto a las revoluciones en Libia y Siria.

Pero su política de sostener por izquierda al régimen fascista de Kiev no se limita a esto: “Los acuerdos de Minsk deben ser rechazados. En realidad esto es un paso hacia la división de facto de Ucrania, es decir, la legalización del control separatista en Donetsk y Lugansk”. ¿Cómo? Entonces Poroshenko le estaría capitulando a Putin… ¡pero si esta es la posición de la ultra-derecha del régimen fascista! Es lo que denuncia “Sector de Derecha” y los sectores más reaccionarios de la derecha mundial. De esto solo se puede concluir el rechazo del alto al fuego y la reanudación inmediata de los combates contra el “separatismo pro-ruso”. Sin embargo, la LIT-CI no quiere escandalizar más a sus bases. Para ellos la derrota del fascismo de Kiev y del “fascismo” de Dombás pasa por pedir la paz: “¡No a la guerra! ¡UE, EEUU, Putin, fuera sus manos de Ucrania! ¡Ni Poroshenko ni separatistas!”. Ni siquiera una política derrotista frente a la guerra “inter-fascista”, simplemente la consigna pacifista más vulgar, digna solo de los desechos más podridos de la social-democracia. Con semejantes posiciones no nos sorprende que su sección ucraniana (que nunca mencionan) haya caído en la impotencia más vergonzosa. Es que la LIT-CI solo sirve para eso, para crear prometedores aparatos sindicales que luego se hacen pedazos ante la primera prueba seria de la lucha de clases. Toda la historia de la corriente morenista es prueba de ello.

Finalmente, hay casos dentro del campo pro-Maidán de verdad bastante curiosos. Se trata de una posición que podemos encontrar distribuida en diferentes escisiones del morenismo, del cliffismo y otras corrientes seudo-marxistas con distintos matices. Frente a su total bancarrota por levantar el mito del “Maidán revolucionario” estos grupos creen haber salvado su “prestigio” retrocediendo hacia las posiciones del sectarismo más despreciable. Niegan radicalmente (aunque parezca increíble) el ascenso del fascismo y la existencia de un conflicto militar entre dos campos burgueses. Es decir, el proletariado ya habría conquistado su independencia política y estaría combatiendo militarmente al gobierno burgués de Dombás. Esta es la única conclusión lógica de sus afirmaciones y es una mentira descarada o el delirio de un viejo loco. En todo caso habría que preguntarles a los internacionalistas de España qué opinan al respecto. Pero esto no es necesario. Esta posición miserable es la misma que levantó el sectarismo frente a la guerra civil española y que ya Trotsky se encargó de desenmascarar sin piedad: “El gobierno Negrín-Stalin es un freno cuasi-democrático en el camino del socialismo, pero es también un freno, ciertamente ni seguro ni perdurable, pero por lo menos un freno, en el camino del fascismo. Mañana pasado mañana, el proletariado español quizás pueda romper este freno para apoderarse del poder. Pero si ayuda, aunque sea pasivamente, a romperlo hoy, esto no servirá más que para ayudar al fascismo. La tarea no es solamente apreciar teóricamente las dos campos en su justo valor, sino también utilizar prácticamente su lucha para dar un salto hacia adelante” (Trotsky, “Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular”, las negritas son nuestras).

Expuesta toda la podredumbre de “la izquierda del euro”, pasemos a revisar las posiciones de “la izquierda del rublo”. Aquí tenemos que hacer referencia sobre todo Borotda, la más reciente e importante escisión del PC ucraniano. En escritos anteriores ya hemos desenmascarado la política pro-rusa de esta organización. En esta oportunidad citaremos una reciente entrevista que realizó la organización castrista el Militante (de Alan Woods) a un dirigente de esta formación estalinista: “¿Por qué luchan los comunistas en ucrania? En primer lugar, es una lucha contra la guerra y el crecimiento del fascismo, por el derecho a la auto-determinación, y por el derecho básico de existencia permanente de las organizaciones comunistas en el territorio de Ucrania” (Marxist.com, 30/03/15, traducción propia). Nada más. ¿Preparar la lucha del proletariado para la toma del poder? Imposible, como sentenció el estalinismo en España: “primero hay que vencer al fascismo, la revolución socialista vendrá después”. Y fue el fascismo el que venció pasando a través del cadáver de la revolución. A esto final está conduciendo la política etapista de Borotda y sus amigos del seudo-trotskismo mundial.

Complemento de esto es el desprecio que tiene Borotda frente a las demandas democráticas de las masas del centro y oeste de Ucrania. Precisamente el fascismo ha podido ganar influencia en estas regiones gracias al podrido “nacionalismo eslavo y soviético” del PC y sus sostenedores por izquierda. Contra estas posiciones nosotros planteamiento hace ya un año atrás que: “El separatismo burgués quedará completamente aislado si las masas rusófonas de Donetsk, Luhansk e incluso de Crimea ven que el proletariado de Kiev lo convoca a luchar juntos contra el fascismo levantando el respeto absoluto por sus derechos culturales y su derecho a la autodeterminación nacional y exigiendo lo mismo para sí“. Evidentemente rechazamos la persecución que viene sufriendo Borotda y otras agrupaciones, llamamos activamente a manifestarnos en contra de estos ataques, sin embargo, no podemos dejar de criticar implacablemente una política que ya ha demostrado ser contraria a los intereses del proletariado.

La teoría es la síntesis de la experiencia. Los marxistas recurrimos a ella para guiar nuestra acción porque se trata sobre todo de llevar al proletariado a la victoria. Ante el test ácido que representa Ucrania, los trotskistas del NRCI hemos demostrado que el método marxista ha pasado la prueba de los acontecimientos. El revisionismo por el contrario se ha estrellado contra la pared. Esto no es producto simplemente de la ignorancia o la falta de preparación. La aristocracia y burocracia obrera que sostiene al reformismo tiene privilegios materiales que resguardar. Es por eso que se les va la vida en impedir que el proletariado ucraniano conquiste un camino independiente de la burguesía. De lo contrario Ucrania se pondría a la cabeza de la revolución árabe que se ha levantado nuevamente en Yemen, de la revolución del África negra que se ha puesto de pie en Burkina Faso y ahora en Burundi, de las luchas de los explotados de toda América norte, centro y sur. Pero sobre todo se trata de impedir la revolución en Europa, donde las condiciones sobran y ya se descomponen en Grecia y ahora también en Italia y España, incluso en la misma Alemania que empieza a dar los primeros pasos en ese sentido.

Con el fin de dejar clara nuestra posición frente a la vanguardia, pasaremos a enumerar las tesis fundamentales que sostienen nuestro programa revolucionario para Ucrania y también para el conjunto de Europa:

1. La ofensiva fascista del Maidán fue impuesta en primer lugar para aplastar al proletariado y en segundo lugar para preparar una ofensiva imperialista sobre Rusia. La intervención militar sobre Crimea fue una acción defensiva de parte de Rusia frente a la amenaza que supone la consolidación del fascismo sobre Ucrania. Históricamente Crimea nunca perteneció a Ucrania y por eso el gobierno bolchevique la integró a la República Federal Soviética de Rusia. Sin embargo, el levantamiento armado del Este no tuvo nada que ver con esto, se trata de la respuesta revolucionaria de las masas rusófonas frente a la insurrección fascista “pro-europea” del Maidán, cuestión que nadie esperaba ni mucho menos deseaba. Para contener a las masas se levantó un campo burgués “democrático” apoyado por Rusia en conflicto militar con el campo burgués fascista sostenido directamente por el imperialismo. Por lo tanto, no estamos frente a una ofensiva colonialista sobre Ucrania: de lo contrario se haría necesario un frente militar común con el ejército fascista de Kiev. Igualmente tampoco estamos frente a un conflicto “inter-imperialista”: no corresponde aquí una política derrotista que llame también a los soldados rusos a “voltear el fusil”.

2. Estamos, en primer lugar, frente a una ofensiva fascista concentrada sobre la población explotada del Este y frente a la respuesta revolucionaria de ésta. En segundo lugar, frente a una amenaza de intervención imperialista sobre Rusia y frente a la respuesta defensiva de ésta. Ante el primer aspecto de la situación los revolucionarios planteamos la táctica de “defender la democracia” con los métodos de la revolución proletaria reconociendo el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo explotado rusófono. En ese sentido defendemos frente al fascismo el acuerdo militar práctico tomado por las milicias obreras con el campo burgués “pro-ruso”. Ante el segundo aspecto de la situación los revolucionarios planteamos que no cabe obviamente una guerra de liberación nacional contra Rusia, pero tampoco una política derrotista frente al conflicto militar sobre Crimea. Ante la posibilidad de una ofensiva militar sobre la península, los marxistas estaremos del lado de la nación rusa contra Ucrania y el imperialismo, así como estamos del lado de Yemen contra Arabia Saudita.

3. Mientras sigue manteniendo sus tropas sobre Crimea, Putin igual que Obama busca poner fin a la revolución proletaria en Dombás. Es por eso que viene presionando a las “repúblicas populares” del Este para que desarmen a las masas y terminen de capitular frente al fascismo. Este es pues el sentido de los acuerdos con el imperialismo en Minsk (septiembre de 2014 y febrero de 2015). Sin embargo, el gobierno de Dombás aún no ha podido pasar a la ofensiva sobre las masas insurrectas (limitándose a reprimir a la vanguardia). El imperialismo ya se está preparando entonces para intervenir directamente bajo la cobertura de la ONU e incluso con el respaldo de Rusia. Sin embargo, aún en el caso de que la resistencia anti-fascista logre avanzar victoriosamente sobre Kiev, esto no sería más que el comienzo de una nueva guerra civil entre el proletariado y la burguesía “democrática” vasalla del imperialismo.

4. En conclusión, la crisis de Ucrania es el resultado de la lucha de clases internacional expresada de forma “laberíntica” en reivindicaciones democráticas (que solo la imbecilidad sectaria puede desconocer). En segundo lugar, existe una disputa de negocios entre fracciones burguesas pero que buscan sobre todo aplastar la revolución proletaria. Es la lucha de clases entonces lo que explica directamente tanto el Maidán fascista como el Anti-Maidán revolucionario. Los intereses particulares de la burguesía sí están en juego (salvo para el daltonismo anarquista) pero están subordinados al interés fundamental que es defender la propiedad privada de la furia de las masas. Es evidente que sin propiedad privada no puede haber negocios que disputar. Y ésta ha estado en cuestión desde mucho antes de la insurrección fascista pero sobre todo ahora con la revolución armada de Dombás. Solo el revisionismo más vulgar puede poner en primer plano supuestos conflictos “inter-imperialistas”, cuando bien sabemos que el fascismo se levanta siempre con el fin de aplastar o prevenir la revolución proletaria.

Por todas estas consideraciones es que los trotskistas venimos planteando que mientras el proletariado defiende la democracia con sus propios métodos debe prepararse además e inmediatamente para la toma del poder y la expropiación de la burguesía, de otra forma terminará aplastado por la contra-revolución burguesa fascista y “democrática”. Una ofensiva revolucionaria de este tipo solo puede tener éxito si la actual dirección reformista de las masas es reemplazada por una verdadera dirección revolucionaria. En ese sentido, la crisis de Ucrania, como la de toda la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado  mundial.

¡Abajo las contra-reformas del régimen de transición fascista a los pies del FMI! ¡Por salario y empleo móvil! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda la oligarquía capitalista y las transnacionales!

¡En defensa de las conquistas democráticas: Abajo el régimen fascista del Maidán y su ofensiva militar pro-imperialista! ¡Abajo los pactos de rendición de Minsk, Ucrania debe ser la tumba del fascismo!

¡Por una asamblea constituyente revolucionaria para establecer la verdadera auto-determinación nacional de los pueblos de Ucrania!

Para poder conquistar todas estas demandas es necesario:

¡Ninguna confianza ni apoyo político a los gobiernos burgueses de Donetsk y Lugansk aliados de Putin, lacayo del imperialismo! ¡Hay que defender la democracia con los métodos de la revolución proletaria!

Las milicias populares, los comités de trabajadores y sindicatos mineros deben poner en pie soviets revolucionarios y marchar hacia un congreso que unifique a todos los explotados de la región. Solo con su propio gobierno los trabajadores podrán conquistar todas sus demandas: ¡Por una República Socialista Soviética del Dombás!

La victoria no será posible sin el levantamiento de sus hermanos de clase de Kiev: ¡Huelga general revolucionaria en toda la Ucrania bajo la bota fascista! ¡Soldado ucraniano: tu lucha está del lado del Dombás revolucionario!

¡Los marxistas proponemos a los explotados de Ucrania: una República Federada, Soviética y Socialista! ¡Por un tribunal obrero internacional para resolver la cuestión nacional de Crimea!

¡Vivan los internacionalistas que fueron a combatir el Maidán fascista! ¡Que se abra la revolución socialista europea, desde Grecia hasta Portugal! ¡Que se abra la revolución proletaria de los pueblos de la antigua URSS! ¡Por una federación de repúblicas socialistas euroasiáticas!

¡Por la refundación del partido bolchevique de Ucrania! ¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!

9 de mayo de 2015

Núcleo por la Refundación de la Cuarta Internacional

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