EEUU: NUEVO PLUMAJE PARA UN VIEJO IMPERIO

“La naturaleza imperialista de EEUU no la define la política exterior de su presidente o los votos de su parlamento sino el poderío de su capital financiero que hoy acapara y domina los sectores clave de la economía mundial. Esto es Lenin contra Kautsky, es decir, el verdadero socialismo contra el oportunismo de siempre. Las diferencias entre demócratas y republicanos son matices fraternales frente a la esencia económica de sus intereses. El imperio ha mudado de piel, el halcón ha renovado su plumaje, las formas han cambiado pero el contenido permanece”.
Esto fue lo que decíamos hace ocho años atrás, cuando Donald Trump alcanzó por primera vez la presidencia del más poderoso y cínico imperio de la historia de la humanidad, y sigue siendo válido y actual, ya que el triunfo de Kamala Harris no hubiera significado ningún cambio esencial por ejemplo en relación con el genocidio palestino a manos de su colonia sionista. Se dice que con Trump la guerra entre Rusia y Ucrania acabará, pero lo cierto es que, si llegara a darse una tregua o acuerdo, esto solo sería un desvío temporal en el destino que EEUU ha dispuesto tanto para Rusia como para China, supuestas potencias que indirectamente han servido a sus intereses, y que ahora deben caer para que EEUU no tenga el menor freno en su dominio económico global.
Trump podrá declararse “aislacionista”, pero lo cierto es que las bases militares estadounidenses y sus transnacionales seguirán allí, en cada punto estratégico del planeta, garantizando la transferencia de recursos a Washington. Por otro lado, tampoco es verdad que con Trump se ha impuesto un régimen fascista apoyado en bandas armadas como los Proud Boys. Los obreros no deben olvidar que el fascismo supone acceder al poder a través de un levantamiento de masas armado, y no por vía electoral, siendo su objetivo fundamental la destrucción sistemática de las organizaciones obreras. Nada de esto ha ocurrido con Trump y, por tanto, se trata de un nuevo gobierno para el mismo régimen semiparlamentario y bipartidista que rige en EEUU desde siempre.
Los obreros y explotados de los EEUU tienen una gran responsabilidad histórica, ya que solo su movilización revolucionaria puede traer abajo su Estado imperialista desde adentro; desde afuera solo será posible cercarlo con el avance de la revolución socialista, pero su caída definitiva solo puede ser obra de los proletarios de la metrópoli, que retomando el ejemplo y heroísmo de los Mártires de Chicago, volverán a liderar el combate contra la esclavitud asalariada de la viven los parásitos financieros de Wall Street.
¡ABAJO EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO!
¡PASO A LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA MUNDIAL!
¡POR LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!