Nuevamente arde Francia
En nuevos episodios de lucha, el proletariado francés vuelve a tomar las calles, esta vez enardecidos por el asesinado de Nahel, un joven proletario de los suburbios de Nanterre al oeste de París. El proletariado francés con su juventud a la cabeza no ha abandonado la lucha revolucionaria.
Luego de multitudinarias protestas por la reforma jubilatoria de Macron, la juventud sigue levantando barricadas, siguen quemando edificios públicos. La llama no se ha apagado y amenaza con incendiar todo Francia.
Los periódicos de los medios burgueses relatan los acontecimientos recordando las protestas del 2005, donde fue el suburbio de Clichy-sous-Bois el que estalló luego del asesinato de dos jóvenes de ascendencia musulmana producto de la persecución policial. Ahora vemos cómo nuevamente la “escoria” prende fuego a las calles de Francia contra la brutalidad de los mercenarios uniformados del régimen policial de Macron y la burguesía.
Estas protestas hacen recordar las multitudinarias marchas en EE. UU. por el asesinato de George Floyd que en medio de la pandemia hizo retumbar las principales ciudades del régimen imperialista mientras los reformistas palidecían hablando de la revolución desde sus casas sosteniendo la cuarentena militar de todos los países.
La misma repulsión que siente el imperialismo por los afroamericanos en EE. UU, lo siente la burguesía francesa por los migrantes que se asientan en las barriadas de Francia. El régimen policiaco trata de controlar a la juventud, pero estos salen al combate perdiendo el miedo y enfrentando abiertamente al gobierno criminal que hambrea al pueblo trabajador.
¡Esa es la forma en la que los explotados obtendremos la justicia! Tomando las calles, levantando barricadas e imponiendo nuestro poder contra el poder de la burguesía que solo vive de nuestro trabajo. El odio de la juventud proletaria es justificado, nos han quitado a nuestra familia, nos quitan el trabajo, nos quitan el pan y la vejez digna. ¡Nos han quitado todo, vamos a ir por todo!
La muerte de Nahel no puede quedar impune, las lágrimas de su madre se convertirán en combustible que arderán en todo Francia. El proletariado francés, siempre combativo, debe llevar esta lucha hasta el final. El régimen burgués de Macron debe caer, la policía debe ser desarmada y los millones de explotados deben salir a la lucha tomando las calles. Los chalecos amarillos deben volver a la lucha con sus organizaciones de combate.
Pero, esto no será posible mientras tengamos que soportar a las direcciones obreras que entregan nuestras luchas a la patronal y al Gobierno. Ellos negocian sus intereses mientras el pueblo hambriento no soporta más la carestía de vida ni el régimen policiaco que sufren todos los días las barriadas y suburbios de Francia.
La juventud entrega su vida en las calles y merece una dirección política revolucionaria que sea capaz de organizar las fuerzas para la victoria. En medio de guerras, masacres y revoluciones, el proletariado sigue siendo la única fuerza capaz de disputarle el control de la sociedad a la burguesía parasitaria que está acabando con el planeta.
Sin embargo, en Francia las principales centrales sindicales han mostrado su arribismo apelando a la paz y al diálogo con el Gobierno sin llamar a una verdadera lucha contra el régimen. Esta postración y arribismo político no será tolerado por las masas de jóvenes que cercan las principales calles de París, lo que se necesita es un plan de lucha que pueda unir a la capital con las provincias, las demandas de los trabajadores ocupados con los de las barriadas que no tienen trabajo.
La lucha en las metrópolis es la misma que la lucha en las semicolonias, es el proletariado hambriento contra el imperialismo que cercena las libertades con balas y mata de hambre a los trabajadores. Esta lucha es la misma en todos los lugares del planeta. Es el combate de Jujuy, de los barrios de París, de las colonias del imperialismo francés que ocupa en África, de los migrantes que mueren en las costas de Turquía, de los que pueden arribar a Europa y que viven condenados en las cárceles de las potencias que saquean los recursos.
En todo el mundo se levantan los explotados, es necesario que estas luchas no queden aisladas, solo la revolución proletaria puede encontrar solución a las más sentidas demandas.
¡Abajo la policía asesina y el régimen de Macron!
¡Justicia proletaria para nuestros mártires!
¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!