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Que se abra la revolución en las exrepúblicas soviéticas

Las masas rebeldes recorrían las calles de las principales ciudades de Kazajistán, tomando las estaciones de policías e incendiando las instituciones públicas, edificios de alcaldías y algunos bancos en lo que se convirtió en una verdadera insurrección popular. Motivadas por el aumento de los precios del combustible, han hecho retroceder al gobierno en el ataque que profundiza la miseria de los trabajadores. Los enfrentamientos ya han cobrado la vida de decenas de manifestantes y las masas han comprendido que la violencia revolucionaria es la única que puede hacer retroceder los planes de hambre en el capitalismo.

Luego de la restauración capitalista en la URSS en la década de los 90, los distintos países exsoviéticos instauraron verdaderas dictaduras contra las masas para disciplinarlas. En Kazajistán se impuso el gobierno de Nursultan Nazarbayev que se mantuvo desde 1991 hasta el 2019 cuando dimitiera a consecuencia de masivas protestas. Luego asume el cargo Kasim-Yomart Tokaev elegido prácticamente por Nazarbayev a quien la población reconoce como el verdadero mandatario del país, donde los disidentes son encarcelados y el partido del régimen actual es el que gana las elecciones incluso frente a críticas de organismos internacionales demostrando que la democracia burguesa es un completa farsa.

Cabe señalar que, Kazajistán es una nación de Asia Central que cuenta con importantes suministros de petróleo y gas, y que el personal militar de Rusia ha estado siempre dentro de esta nación donde se encuentra la conocida base espacial Cosmódromo de Baikonur. Y, aunque su población es mayoritariamente musulmana, existen también varias nacionalidades, como la rusa, en parte producto del régimen de Stalin que exiliaba disidentes de varias etnias a esa región.

La situación económica se ha venido agravando constantemente. En 2011 frente a una protesta masiva, el gobierno asesinó a 14 obreros petroleros que exigían aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, el constante aumento de la miseria se exacerbó en 2015, y en 2019 masivas protestas llegaron a provocar la renuncia del presidente. Finalmente, este 2022, con la pandemia aún vigente, Kasim decretó el aumento de precios para beneficio de las transnacionales causando la actual rebelión.

El actual aumento de los precios en los combustibles forma parte de la apertura económica dentro de los marcos del capitalismo para vender los hidrocarburos libremente a las potencias del mundo y que estas regulen su precio incrementando así los precios de los productos básicos. Las protestas hicieron que el Estado vuelva a regular los precios al menos por 180 días, lo que representa una completa estafa para las masas que han visto aumentar su miseria mientras que la burguesía se enriquecía por la explotación del petróleo y los metales abundantes en el país.

Es que las masas que han salido a luchar se están enfrentando directamente al capitalismo, las transnacionales y su gobierno lacayo que impone el orden de la burguesía mientras ha venido garantizando su saqueo desde la restauración capitalista.

Desde el inicio de las protestas, la represión fue sangrienta con la declaración de estados de emergencia y toques de queda, al cual los manifestantes respondieron al nivel de los ataques de los policías y militares enviados por el régimen a disparar a matar sin previo aviso. Los heridos se cuentan por miles y el presidente pidió el apoyo de fuerzas extranjeras para sofocar de inmediato la rebelión. Así fue como intervinieron 3 mil soldados enviados por Putin en el marco de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), iniciativa de cooperación militar de Rusia tras la caída del primer Estado Obrero. Este convenio que se organizó frente a la OTAN en décadas pasadas está compuesto también por Armenia, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán a los que posteriormente se les uniría Azerbaiyán, Bielorrusia y finalmente, Georgia.

Sin embargo, Kazajistán también, como algunos países exsoviéticos, sostiene planes activos de cooperación con la OTAN, salvaguardando las relaciones con Europa y EE. UU. para garantizar los hidrocarburos de esas regiones que alberga a las multinacionales de occidente como Repsol o ExxonMobil que poseen millones de dólares en inversión, es así como, la presidencia kazaja junto a Putin ha venido a cuidar los recursos que saquean las potencias del mundo. Rusia es la encargada cuidar las fronteras para el capital impidiendo que las masas desborden la autoridad nacional y peleen por retomar el pasado soviético. Ayer fue el carnicero en Siria junto a Al Asad, hoy en Kazajistán con Kasim y se prepara para socavar la resistencia en Ucrania del Este mientras intenta regatear los negocios del gas con el imperialismo y las potencias europeas.

El gobierno llama delincuentes a los manifestantes luego de que les reconociera el derecho a “expresar públicamente sus demandas (…) en reuniones pacíficas” llamándolos a dialogar para luego acusarlos de estar siendo instigados por grupos terroristas entrenados fuera del país. Así mismo, el Ministerio de Exteriores en Rusia llamaba a solucionar el conflicto “incluyendo los reclamos justos de los manifestantes”. Sin embargo, ante la agresividad de los enfrentamientos y el llamado del gobierno a fuerzas militares extranjeras Putin accedió a enviar tropas para “recuperar la paz y el orden constitucional” convirtiendo a Kazajistán en un verdadero campo de guerra.

La insurrección popular no ha cesado pese al cambio de gabinete y al retroceso de la medida que colmó a la gente llevándola a las calles de las principales ciudades del país. Las demandas ya no solo son por mejores condiciones de vida, sino que, ahora se exigen mayores libertades políticas de los ciudadanos que ya no creen que la salida de un gobierno pueda traer cambios reales para sus agotadas condiciones de miseria.

La situación internacional está marcada por una ofensiva en toda la línea, donde el imperialismo está lanzando ajustes a las condiciones de vida de las masas, por su parte, el proletariado ofrece resistencia y combate revolucionario en medio de la pandemia aun cuando sus direcciones políticas se negaron a presentar batalla sometiéndose a la cuarentena militar del régimen burgués. Y es que las condiciones de vida en todo el planeta son ya insoportables. Recientes golpes militares en la región del África como en Burkina Faso o en la misma Asia como en Myanmar marcan los planes de las potencias contra sus colonias y semicolonias en todo el mundo: más saqueo, más hambre y más represión.

Por su lado el reformismo jugó su sucio papel, luego de venir de tocar la retirada de las calles, la Izquierda Diario (FT-CI) se mostró incapaz de llamar absolutamente a nada en su prensa pacifista cuando la necesidad del armamento revolucionario del proletariado se puso a la orden del día y solo atinó a un vergonzoso llamado a la solidaridad. La LIT-CI es ciertamente más criminal al declarar: “¿Quién atacó al aeropuerto de Almaty? ¿Quién destruyó la estación de TV, en lugar de aprovecharla para dirigirse al pueblo? Aquellos que están luchando contra el régimen no necesitan de eso. Ni los trabajadores ni los ciudadanos comunes se benefician del saqueo. Es muy posible que sea una provocación montada por las autoridades para justificar la represión”. Haciéndole juego a la campaña de criminalización de Putin y la Comunidad Europea, diciendo que por estas “provocaciones” el gobierno llamó a la injerencia extranjera. Sin duda la lucha violenta es un “exceso” y piensan tomar el poder de forma pacífica y dialogando con el imperialismo. ¡Basta de reformismo!

Ante estos planes, el proletariado debe salir a las calles, romper las restricciones políticas que solo sirven a la burguesía y pelear por pan, medicinas y trabajo. Para bajar los precios del combustible deben expropiarse sin pago y bajo control obrero las transnacionales del petróleo y los hidrocarburos. Así como formar organismos de lucha resguardados por comités armados para responder los ataques del régimen conquistando el apoyo de los soldados rasos. Las demandas de las nacionalidades oprimidas también deben tomar su puesto en el combate.

Solo sosteniendo estas demandas como parte de la lucha revolucionaria por el poder, la clase obrera encontrará la salida a su situación de miseria y muerte. La única forma de hacer retorcer al imperialismo es con los métodos de la revolución proletaria, con alzamientos revolucionarios, con la resistencia armada como en el este de Ucrania y los barrios de Myanmar. La Europa proletaria debe ponerse en pie y unir su lucha por trabajo a los proletarios de las semicolonias que explotan sus países, el poderoso proletariado ruso debe reconquistar el poder al igual que en las exrepúblicas soviéticas. Solo esta alianza podrá llevarnos a la victoria como ya lo consiguieron los bolcheviques una vez con Lenin y Trotsky, armados del programa de la revolución permanente que retoma las mejores tradiciones del bolchevismo y refundando la Cuarta Internacional de los trabajadores.

¡Abajo el gobierno criminal de Nazarbayev – Tokaev!

¡Paso a la revolución proletaria de los pueblos de la antigua URSS!

¡Por una federación de repúblicas socialistas euroasiáticas!

 

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