
Más de 20 manifestantes han muerto hasta la fecha en las protestas en Colombia contra la reforma tributaria del gobierno. La lucha del proletariado vuelve a las calles nuevamente en medio de la pandemia y contra los ajustes del gobierno capitalista de Iván Duque. A pesar de que la reforma fuera retirada, las masas no han cedido las calles y las protestas se tornan más contundentes extendiéndose por las principales ciudades del país teniendo a Cali, Medellín y Bogotá como el corazón de la insurrección. Con las carreteras bloqueadas, peajes incendiados y edificios públicos atacados, las manifestaciones aumentan a pesar de los intentos de imponer mesas de negociaciones para frenar la escalada de la rebelión.
Un ataque a los más pobres
En medio de la crisis, la burguesía va a profundizar más los recortes e imponer la carestía de vida de las masas empobrecidas, en eso consistía la Reforma Tributaria del gobierno patronal, que luego de garantizar el saqueo y endeudamiento de la nación y la sobreexplotación de los trabajadores en medio de la pandemia terminaría aprobando el aumento tributario sobre los alimentos de primera necesidad, servicios públicos entre otros y como consecuencia la generalización de la pobreza en el país afectando al proletariado pero también a las clases medias más bajas que han protagonizado el levantamiento actual.
La escalada de las manifestaciones días antes de las jornadas del Primero de Mayo hizo que el gobierno usara a las fuerzas represivas del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) para imponer el orden masacrando a los explotados. Por su lado, los manifestantes expresan su odio incendiando los CAI (Comando de Atención Inmediata) como parte de las instituciones más corruptas del régimen puestas en cada barrio de las principales ciudades como centros de detenciones arbitrarias y abusos policiales. Estos fueron instalados para “fraternizar y unir la policía con la comunidad” pero como todo sabemos, la policía terminó operando desde allí a la delincuencia organizada, el tráfico de drogas y de armas.
Las mayores manifestaciones datan de 2019 en el marco de movilizaciones generalizadas en América Latina marcadas principalmente por Ecuador, Chile y Bolivia. Luego vendría la pandemia y las medidas de represión de los distintos gobiernos logrando contener relativamente los estallidos sociales en la región. Sin embargo, desde el inicio de la cuarentena los explotados de Colombia empezaron a sentir la gravedad de la situación, mucha gente buscaba alimentos en la basura. “Ya no tenemos aliento ni para caminar. Nos estamos muriendo no del virus sino de hambre”, esta era la realidad que se imponía en medio de la cuarentena militar impuesta por el gobierno y justificada por los reformistas de todo el planeta. Pero las masas no resisten más las penurias dentro régimen burgués, buscan la salida con los métodos revolucionarios se van abriendo paso ante la represión, el aislamiento y la traición de sus direcciones políticas.
El proletariado colombiano ha protagonizado verdaderos levantamientos durante los últimos años y tras la imposición de la cuarentena retomó la lucha callejera contra el hambre y el abuso policial del régimen de terror de Iván Duque. Los asesinatos a dirigentes populares continuaron a pesar del acuerdo de paz con las FARC, que solo serviría para entregar a la vanguardia y la lucha en las manos de nuestros verdugos. El gobierno denuncia que detrás de las violentas protestas se encuentran amenazas terroristas dirigidas por disidentes de las FARC y el ELN, sin embargo, el repudio de los explotados barre con las limitadas aspiraciones y métodos de estos grupos de exguerrilleros al levantar un movimiento real de masas que arrasa a su paso con bancos, centros policiales e instituciones del gobierno.
¡Hay que destruir el Estado burgués!
Las masas en rebelión empiezan a tomar consciencia que ese es el único camino para acabar con la miseria, el desempleo masivo, la explotación, la represión y la muerte generalizada provocada por la pandemia y la cuarentena militar del hambre. Así se alzan entre las principales demandas de las protestas luego de traer abajo la reforma tributaria, el desmantelamiento de la ESMAD y los escuadrones de represión. Mientras el expresidente Uribe pide que las fuerzas policiales y militares usen las armas para defenderse de “la acción criminal del terrorismo vandálico”, los explotados debemos luchar por la disolución de todas las fuerzas policiales y la insurrección de la tropa contra sus generales logrando partir al ejército.
Sigamos este ejemplo de lucha al igual que en EE. UU. donde se empezaron a incendiar las comisarias y pongamos en pie Tribunales Populares del pueblo pobre para obtener justicia por los asesinatos y todos los crímenes contra los explotados. Esta es la única forma de obtener una verdadera justicia contra los saqueadores y parásitos de las naciones que en nombre del “orden y la justicia” encarcelan y matan a nuestros hermanos proletarios en todo el mundo. Basta del cinismo de los organismos internacionales que ahora denuncian el exceso de fuerza policial, pero sostiene al gobierno de Duque, Piñera, Ortega, la Junta Militar en Myanmar y todas las dictaduras contra los oprimidos.
Tenemos que conquistar el armamento del proletariado para defendernos de los sicarios del régimen. Organizar la autodefensa movilizada es la mejor forma de tener garantías de nuestras vidas cuando el enemigo está armado hasta los dientes y ya van asesinado a docenas de nosotros. Los dirigentes que se oponen a luchar contra el orden burgués debidamente nos entregan a la masacre de las fuerzas paramilitares del gobierno de Duque. Estas autodefensas deben resguardar nuestros organismos de lucha que van naciendo en las protestas como nueva dirección política del movimiento. Las direcciones de los principales sindicatos como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Los Representantes de Comité Nacional de Paro, la Confederación General del Trabajo (CGT) deben poner en guardia a los trabajadores y dejar de intentar negociar con el gobierno cuando este nos reprime por las noches e impone el terror en los barrios pobres. Estos dirigentes nos llaman a tomar medidas de distanciamiento en las protestas por la pandemia cuando la policía nos dispara a quemarropa.
Así mismo, para poder obtener las vacunas que necesitamos el camino es indiscutiblemente la lucha revolucionaria en las calles como se inició en el Paraguay explotado en marzo de este año y contra todas las ilusiones reformistas de que las masas tenían que pedir cuarentena para salvarse de la pandemia. Nuestras direcciones políticas nos limitaron a tener que quedarnos en casa pidiendo apoyo desde el encierro cuando existían tratamientos y medicamentos para poder salvar nuestras vidas. Lo que estos traidores pretendían era salvar el colapsado sistema de salud burgués mientras nosotros poníamos los cadáveres, sin embargo, frente a ellos las masas ya han señalado el camino. Para esto se deben expropiar sin pago los hospitales privados y las farmacéuticas que negocian con la vida de los trabajadores y el pueblo pobre. Este es el grito más claro de una de las principales demandas del movimiento actual para enfrentar la pandemia y el desmantelamiento del sistema de salud en el mundo.
Necesitamos empleo ahora más que nunca y nuestros dirigentes han promovido que nos encerremos en nuestras casas. Basta de encierro, que todas las industrias se pongan a disposición de las necesidades de los trabajadores y campesinos pobres. Toda la industria es necesaria para luchar contra la pandemia y la desocupación masiva. Expropiación sin pago y bajo control obrero de las principales ramas de la producción. Que los bancos sean expropiados porque han saqueado la nación y extorsionan al pueblo pobre con sus elevados intereses mientras no tenemos ni trabajo ni alimento para nuestros hijos. Avancemos contra estos parásitos incendiando sus instituciones como lo hicieron los proletarios en El Líbano mientras los reformistas hacían actos virtuales por el Primero de Mayo.
La traición de los pro-cuarentena
El papel de las direcciones políticas del proletariado ha sido el de ayudar a imponer la cuarentena militar del hambre de todos los gobiernos burgueses mientras los pobres nos venimos muriendo por cientos de pandemias, así aislaron todas las luchas en el continente y en el mundo. La ilusión del encierro ha terminado con las masas desbordando las calles y con el programa reformista como siempre en la basura. También los métodos pacifistas y parlamentarios han perdido su valor cuando las masas estallan en la calle y entienden que el único camino para hacer retroceder y cercar al gobierno es la lucha callejera revolucionaria. Se acabó la “lucha por la cuarentena” en los periódicos de la LIT-CI y la FT-CI, las masas luchan por la vacuna y contra el hambre producto de la cuarentena. Ahora estos reformistas intentan reacomodarse para volver a contener la rebelión y llaman a apoyar cínicamente la lucha cuando abandonaron los primeros levantamientos contra la cuarentena del año pasado.
Además, los morenistas de la LIT-CI tienen un histórico prontuario de apoyo a la policía mercenaria reconociéndolos como “trabajadores públicos” mientras las masas luchan por su disolución. Los explotados ya han empezado a cercar el Congreso y debemos luchar por traer abajo a la policía y la casta militar que sostiene la dictadura de Duque, el gobierno debe caer poniendo sobre sus escombros en pie un gobierno provisional revolucionario del proletariado para acabar con la deuda externa y las bases militares del imperialismo en el país. El proletariado de las principales metrópolis capitalistas debe ponerse en guardia y con ellos forjar la unidad de todos los pobres en lucha en el continente abriendo la perspectiva a nivel mundial con todas las naciones que enfrentan el saqueo y rapacidad de las potencias imperialistas. Nuestros hermanos en Medio Oriente, África, Europa y Asia esperan que la lucha se extienda retumbando los cimientos del capitalismo en decadencia que no tiene más que ofrecer hambre y balas a todos los pobres del mundo.
Para esto y contra los reformistas socialdemócratas, estalinistas y pseudo trotskistas necesitamos refundar una verdadera dirección del movimiento proletario con las banderas limpias. La Cuarta Internacional es la única organización que puede dirigir el combate mundial del proletariado frente a estos renegados del trotskismo que hablan en su nombre pero que han traicionado los más elementales intereses históricos del proletariado poniendo la revolución en cuarentena. No olvidaremos y no perdonaremos que estos cínicos les hayan capitulado a todos los gobiernos en medio de una de las mayores crisis del sistema capitalista. La revolución debe abrirse paso en todo el mundo por la dictadura del proletariado apoyada por el campesinado pobre, esta es la única garantía de triunfo y de que nuestras demandas sean cumplidas.
¡Que avance la rebelión colombiana por América Latina!
¡Refundemos la Cuarta Internacional!