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Luchemos contra la represión y persecución del movimiento proletario

En la sociedad las leyes jurídicas son establecidas para mantener el orden social imperante, bajo el capitalismo significa la ley del lucro privado y del enriquecimiento de unos parásitos a costa del trabajo de toda la humanidad. Las instituciones que aplican la justicia no son más que conductores de los intereses de la clase social que domina el Estado, esto es, la burguesía. Todo aquel que se atreva a rebelarse contra este orden sanguinario será sometido por la ley de los explotadores. Así es como millones de obreros son perseguidos, torturados y padecen actualmente en las cárceles del régimen burgués desde Chile hasta Myanmar. El movimiento obrero mundial toma la lucha por la liberación de los proletarios perseguidos en sus manos como parte de su lucha contra la explotación capitalista que administran todos los gobiernos del mundo.

En las manifestaciones de los últimos años los trabajadores han sido brutalmente reprimidos. Ya en las protestas en Ecuador quedaron detenidos más de 1300 manifestantes en octubre de 2019, en las movilizaciones de noviembre del mismo año en Chile se detuvieron a más de 17 mil manifestantes que enfrentaban al gobierno de Piñera, para junio de 2020 cerca de 10 mil personas fueron detenidas tras 8 días de protestas por el asesinato del afroamericano Floyd en EE. UU. Así como en estos países en muchos otros como en El Líbano, Francia, Nigeria, Hong Kong, etc. han sido perseguidos los trabajadores por reclamar pan y libertad contra la dictadura que impone la burguesía, así como cientos de migrantes son perseguidos y torturados en las fronteras desde Siria hasta EE. UU. mientras nuestros hijos son encerrados como animales. Allí están también los presos palestinos en las cárceles del sionismo, los musulmanes perseguidos en Europa y los latinos en los Estados Unidos.

En medio de la pandemia, los gobiernos impusieron la cuarentena mundial con estados de emergencia, toques de queda, localización digital, acceso de datos y toda clase de medidas represivas y de control para los hambrientos. En todo el mundo, miles fueron detenidos y encarcelados por transgredir el régimen militar que se impuso con los fusiles. El orden de la cuarentena les costó la vida a muchas personas que no solo los dejó morir a causa de otras enfermedades sino también por la represión policial. Así, por ejemplo, el presidente de Filipinas ordenaba a la policía “disparar a matar” a quienes violaran las restricciones que se tomaron por la pandemia. La brutalidad policial se sostuvo por el apoyo reaccionario de la pequeña burguesía y las direcciones reformistas del proletariado que llamaban a la cuarentena mientras la policía acribillaba a la juventud en las calles como en México, Colombia o Perú.

En general las libertades que incluso la burguesía reconoce formalmente se suspendieron para imponer verdaderas dictaduras militares donde los proletarios solo tenían el derecho de salir a las calles para ser sobreexplotados como trabajadores “esenciales”. Esta medida fue avalada directa o indirectamente por la mayoría de las reformistas que pedían “cuarentena sin represión” a la clase social que ha exterminado generaciones de obreros revolucionarios, perpetuado guerras y genocidios contra los hambrientos en todo el mundo. Este fue el nivel de estupidez que sostuvieron los traidores a los intereses históricos del proletariado. La última oleada de rebeliones callejeras en todos los continentes mandó a la basura todo el programa reformista en favor de las cuarentenas.

Recientemente, luego del golpe en Myanmar en febrero de 2021 ya van detenidos cerca de 3 mil manifestantes que enfrentan a la Junta Militar y los muertos se cuentan por cientos entre ellos niños. Así es como responde la burguesía para aplacar la furia contenida de los explotados que se rebelan contra la miseria y la opresión. De estos métodos que emplea la burguesía el proletariado debe sacar las lecciones correspondientes.

Así pues, esta democracia de la que tanto habla la burguesía es una farsa, constantemente se violan los derechos más fundamentales. Esta democracia solo encubre el saqueo de las naciones y la ruina del planeta. La lucha hacia el comunismo traerá consigo la verdadera democracia para la mayoría del pueblo pobre sometiendo a la minoría explotadora bajo la dictadura revolucionaria del proletariado en alianza con las clases explotadas como en la república de los soviets. Sin embargo, esta verdadera democracia que empezó a construirse con la revolución de Octubre terminó siendo expropiada por una camarilla burocrática en el joven Estado Obrero. El estalinismo terminó corrompiendo los organismos de poder soviético y estrangulando la revolución por dentro y traicionándola en todo el mundo terminó de entregar la democracia obrera a la dictadura burguesa.  

De la misma forma los gobiernos de “izquierda” y “progresistas” terminaron encarcelando a la vanguardia más combativa. Así, a pesar de que Luis Arce en Bolivia haya liberado a los manifestantes que se enfrentaron al golpe de Añez, el actual gobierno sigue procesándolos. Lo mismo hace el Castro- chavismo sosteniendo a genocidas como Ortega en Nicaragua. El mismo López Obrador manda reprimir cada avance de centroamericanos por México a cuenta de su jefe Biden mientras sigue matando afroamericanos. En Argentina, el bolivariano Alberto Fernández sigue persiguiendo a los trabajadores de Las Heras, y el obrero Sebastián Romero sigue preso por luchar contra el pensionazo de Macri.

La justicia y liberación de todos nuestros detenidos se conseguirá con los métodos revolucionarios del proletariado, arrebatándole el poder a la burguesía criminal. Solo así se podrá liberar a todos los proletarios condenados en las mazmorras del capitalismo. Nuestros destinos no dependen de los organismos no gubernamentales financiadas por el imperialismo, ni en procedimientos judiciales dentro de la legalidad burguesa. Nuestra fuerza radica en la capacidad de movilización independiente frente a la clase opresora que llena las cárceles con nuestros hijos. Solo el avance de la revolución proletaria puede librar a nuestros presos de la persecución política en el régimen burgués. La política del reformismo ha terminado siendo nuevamente inútil para conseguir siquiera las menores de las libertades subordinando al proletariado a la legalidad burguesa y con ello a sus instituciones más corroídas como los departamentos de justicia. Allí solo importa el poder del dinero, la libertad es comprada por los ricos mientras que los pobres se pudren en las cárceles, así es como verdaderos genocidas de los trabajadores descansan en sus mansiones y los parias se abarrotan en los pérfidos presidios.

¡Libertad a todos los trabajadores presos por luchar!

¡Refundemos la Cuarta Internacional!

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