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¡ABAJO LA TRAMPA ELECTORAL!

La élite capitalista, por medio de su aparato estatal, está organizando un nuevo proceso electoral en Perú con el fin de engañar por enésima vez a los trabajadores con falsas promesas. Según las últimas encuestas, Yohny Lescano, George Forsyth, López Aliaga, Keiko Fujimori y Verónika Mendoza, encabezan las intenciones de voto.

Lescano pertenece a Acción Popular, un viejo partido capitalista que gobernó dos veces el Perú, dejando a su paso hambre y muerte para los trabajadores bajo la presidencia del arquitecto de embustes, Fernando Belaúnde. A este partido pertenece también el empresario Manuel Merino, que gobernó el país por una semana después de la vacancia de Vizcarra, destitución que Lescano rechazó. En ese momento Lescano se ganó la simpatía de las movilizaciones pequeño-burguesas contra la vacancia, sin embargo, ahora que el escándalo de las vacunas ha desenmascarado a Vizcarra, es Lescano quién debe dar explicaciones de su conducta. Y es que ha quedado demostrado nuevamente que no existe ningún partido capitalista que sea “un mal menor”, ha quedado probado que tanto Vizcarra como Merino son empresarios corruptos. Pero, así como sucedió con la trampa de las movilizaciones contra Merino en apoyo a Vizcarra como “mal menor”, así también se nos quiere hoy forzar a elegir algún candidato que terminará gobernando para una minoría de parásitos capitalistas nacionales y extranjeros, como ha venido sucediendo desde la fundación misma del Estado burgués peruano, hace doscientos años atrás.

¿Qué se puede esperar, entonces, de los empresarios George Forsyth (Victoria Nacional) y López Aliaga (Renovación Popular), defensores abiertos de las grandes empresas y del imperialismo? Forsyth está acusado de favorecer a empresas de su entorno durante su gestión como alcalde de La Victoria, mientras que el ultraderechista López Aliaga fue beneficiado económicamente con la ola de privatizaciones de la dictadura fujimorista.  Por esta razón, está claro que es el reemplazo político de Keiko Fujimori (Fuerza Popular), cuya candidatura se ha venido desprestigiando con el tiempo. Por otro lado, el tiempo también se ha encargado de rehabilitar a Verónika Mendoza, que desde que apoyó a PPK, incluso justo antes de que indulte a Alberto Fujimori, perdió respaldo electoral. Sin embargo, su apoyo a las movilizaciones reaccionarias contra la vacancia de Vizcarra le permitió recuperar cierto apoyo de la clase media acomodada a la que pertenece. Por su parte, su ex compañero político Marco Arana del Frente Amplio está fuera de carrera, por debajo incluso de Humala, debido precisamente a que la mayoría de su partido apoyó el ascenso de Merino al poder.

Así tenemos un escenario político-electoral marcado por dos grandes tendencias: una vinculada a la “revolución del bicentenario” contra la vacancia de Vizcarra, “revolución” respaldada por todos los reformistas; y una tendencia contra esta “revolución”, tendencia alimentada con el escándalo del Vacunagate pero explotada por la ultraderecha, debido al apoyo de los reformistas a Vizcarra y a Sagasti. Así, debido sobre todo a la imbecilidad y traición consciente de los reformistas, la situación política ha girado más a la derecha, en contra de los pronósticos de los grandes intelectuales de la “Ciencia Política” como Francisco Durand, que nos prometió candidaturas de izquierda para estas elecciones. A los marxistas, en cambio, este resultado no nos cae por sorpresa: ya habíamos anunciado que la farsa de la “revolución del bicentenario” solo podría producir un giro a la derecha, sobre todo si además se calumnia, ignora o traiciona la heroica huelga de la Agroindustria, la única lucha nacional progresiva de los últimos años.

Los reformistas ahora están subordinados nuevamente a la burguesía nacional representada por Verónika Mendoza y Juntos por el Perú, partido del genocida de Bagua Yehude Simon. Así, mientras los reformistas dicen apoyar la lucha de los trabajadores del campo, al mismo tiempo llaman a votar por sus verdugos. La dirigencia estalinista de la CGTP, por su parte, ahora dice que marchará este 18 de marzo, mientras pretende que olvidemos que boicoteó el “paro nacional” del 28 de enero debido a la segunda ola del COVID-19. Como bien denuncian los compañeros del PST-LITCI: “En este contexto las direcciones nacionales, como la CGTP, terminan haciendo el juego a Sagasti y compañía, pues han renunciado a enfrentarle en las calles. Esa es la única explicación para la ‘suspensión’ del Paro Nacional que se había convocado para este 28 de enero”.

Totalmente de acuerdo. Sin embargo, a su vez debemos hacerles recordar a los falsos trotskistas del PST que ellos también llamaron a desertar de la lucha en las calles con el pretexto de esta pandemia. Esto lo hemos venido denunciando sistemáticamente desde que Vizcarra anunciara la cuarentena en Perú hace un año atrás. No obstante, los reformistas del PST siguieron llamando a los trabajadores a quedarse encerrados en casa. Ahora en sus pronunciamientos ha desaparecido por completo toda mención a la cuarentena ¡¿A quién quieren engañar?! Lo mismo sucede con los parlamentaristas bernstenianos de Uníos-UITCI, que en lugar de llamar a las masas a derrocar al gobierno e incendiar el parlamento como en Paraguay, le exigen “al Gobierno y al Congreso la inmediata suspensión de las patentes en las vacunas y tratamientos contra el Covid”. ¡Basta de falsas ilusiones en el parlamentarismo burgués! ¡Solo luchando en las calles, rompiendo la cuarentena, y derrocando a los gobiernos del capital, podremos conquistar leyes en favor de los trabajadores! ¡Hay que luchar como en Líbano, Paraguay y Myanmar!

Los verdaderos trotskistas no se dejan llevar por modas políticas pasajeras, estudian la realidad a la luz de la teoría y trazan y ejecutan una línea de acción revolucionaria así esta se oponga temporalmente a la consciencia atrasada de las masas, envenenada por la prensa burguesa y pequeñoburguesa. No ahora, sino desde el principio llamamos a romper con la cuarentena porque solo en la lucha callejera está la salvación del proletariado, solo desarmando a la policía, destruyendo el Estado, y edificando la dictadura del proletariado, los explotados del campo y la ciudad podrán vencer a la burguesía. Solo con la revolución permanente al socialismo mundial, podremos poner fin a todas las pandemias y males inherentes al capitalismo vetusto y putrefacto.

En la agitación debemos exigir a los reformistas romper con la burguesía y organizar la movilización por la confiscación de las empresas de salud, alimentos y educación, por la autodefensa y la puesta en pie de soviets, por el rechazo a la trampa electoral votando viciado o votando solo por candidaturas obreras, etc. Pero estas consignas de agitación dictadas por consideraciones tácticas deben mantener su conexión con la línea estratégica trazada, es decir, deben preparar el camino para el estallido de la revolución armada proletaria, porque como ya nos ha enseñado la historia más de una vez, fuera del poder solo existe derrota y desilusión.  

¡ABAJO LOS PARTIDOS DE LA CONFIEP Y CONVEAGRO!

¡POR UN PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO, POR LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!


Artículo publicado el 17 de marzo de 2021 en Zona Obrera

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