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Al rescate del 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora

La mujer trabajadora es ante todo un miembro de la clase trabajadora, y cuanto más satisfactoria sea la posición y el bienestar general de cada miembro de la familia proletaria, mayor será el beneficio a largo plazo para el conjunto de la clase trabajadora…

Alejandra Kollontai

 

La “cuestión de la mujer” es impostergable, qué duda cabe, pero no de todas las mujeres ni es sólo es cosa de mujeres. En este 8 de marzo nuevamente nos quieren hacer creer que hay una cuestión que nos une a todas las que nacimos con el sexo femenino, que todas sufrimos opresión por igual y si una de nosotras destaca en la actividad a la que se dedique es motivo de júbilo para todas. Por ello la ONU anuncia, en medio de la crisis desatada por el manejo capitalista de la pandemia, que el tema para el Día Internacional de la Mujer 2021 será el de “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”.

En ese sentido, el Perú se jacta de que los poderes del Estado ahora están en manos de mujeres: La Fiscalía de la Nación, el Poder Judicial, Tribunal Constitucional, el Congreso de la República y la Presidencia del Consejo de Ministros están dirigidos por mujeres. Sin embargo, todo ese poder femenino no ha impedido el Vacunagate, el caso de la corrupción con las vacunas contra el covid-19 importados de la China, cuyo destape ha horrorizado a la comunidad científica y médica, pues sus mejores exponentes están envueltos en la podredumbre del aprovechamiento de los recursos médicos para su propia salud y la de su entorno, en desmedro de la salud de los millones de hombres y mujeres peruanos. Sí, hasta la propia ministra de salud se vacunó a escondidas y mintió, también la ministra de relaciones exteriores se vacunó sin corresponderle, ambas, Mazzetti y Astete, mujeres “empoderadas”. En la lista negra de los vacunados “por lo bajo”[1], por cierto, hay un sinnúmero de mujeres: profesionales de la salud, esposas, hijas, estudiantes, autoridades.

¿No era que las mujeres en la política garantizaban un ejercicio del poder impoluto, desinteresado y al servicio del pueblo? Ya lo decía Gilligan[2]En un contexto patriarcal, el cuidado es una ética femenina. Cuidar es lo que hacen las mujeres buenas, y las personas que cuidan realizan una labor femenina; están consagradas al prójimo, pendientes de sus deseos y necesidades, atentas a sus preocupaciones; son abnegadas”. Y eso se espera de las mujeres en la política y hasta en el empresariado. Pero esta abnegación al servicio de otros está ausente en estas autoridades, también en las empresarias o gerentas de empresas, exitosas y celebradas por sus congéneres que logran su éxito gracias al trabajo de las obreras y obreros[3]. ¿Se podrá decir que son las mujeres “malas”, que no representan a su género? No, como lo acabo de afirmar, son las que nos ponen de ejemplo y son premiadas hasta por la ONU[4].

Son mujeres y sí encarnan a su género, pero también a su clase social, a la cual representan y son su producto. El capitalismo entiende de abnegaciones solo si se trata del que reclama a la obrera y obrero para que sigan trabajando a favor del enriquecimiento de la burguesía. La abnegación, entonces, es una cualidad de la clase obrera y más de la mujer obrera. Se necesita una obrera abnegada para que haga el trabajo reproductivo en la casa y así el obrero pueda seguir siendo explotado en la empresa, se necesita una obrera abnegada para que no cobre las horas extras que la hacen padecer para no despedirla, se necesita una mujer abnegada para que sufra en silencio el acoso sexual del patrón. El patriarcado al servicio del capitalismo.

Por eso las mujeres burguesas no necesitan asumir ese deber del cuidado a los otros para ser consideradas buenas mujeres. Solamente tienen que servir a su clase y responder por sus intereses. ¿Que cometen faltas contra la ética? Como toda la burguesía, la corrupción es inherente a su clase, desde el atentado más grande contra la moral que es el de vivir a costa del trabajo de otros.

¿No existe, entonces, la “cuestión de la mujer”? Sí, por supuesto. El patriarcado es una desgarradora realidad que cuesta la vida de las mujeres o hace nuestra vida desgraciada, como el caso extremo de las ablaciones genitales en África, sin desconocer el creciente número de violaciones sexuales, la desatención a nuestra salud reproductiva, los llamados “micro machismos” cotidianos y otras expresiones del patriarcado. Esta es una situación urgente que atender, es verdad. Pero las obreras no podemos confiar en las mujeres burguesas para llevar a cabo la lucha por nuestros derechos, como lo plantea el feminismo burgués, la patrona y la sirvienta no están en la misma trinchera. La clase obrera en su conjunto es la que logrará acabar con las bases intrínsecas del patriarcado: una sociedad divida en clases sociales.

Ya lo decía Flora Tristán[5]: “A vosotros, obreros que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros os toca establecer al fin sobre la tierra el reino de la justicia y de la igualdad absoluta entre la mujer y el hombre. Dad un gran ejemplo al mundo (…) y mientras reclamáis la justicia para vosotros, demostrad que sois justos, equitativos; proclamad, vosotros, los hombres fuertes, los hombres de brazos desnudos, que reconocéis a la mujer como a vuestra igual, y que, a este título, le reconocéis un derecho igual a los beneficios de la unión universal de los obreros y obreras”.  

El llamado es abrir paso a la mujer trabajadora, pues “la lógica de la historia se abrirá camino hacia su conciencia[6]. Este 8 de marzo rendimos homenaje a las mujeres que aportaron y aportan a la lucha contra la más grande injusticia que es un mundo donde existen clases sociales desiguales y una clase explota impunemente a la otra, un sistema que se sirve del patriarcado para continuar con sus privilegios, a la que sale a luchar a las calles con o sin cuarentena por un mundo mejor para ella, para sus hijos, para su familia, pero también para todas sus hermanas y hermanos de clase.  

¡Vivan las Mujeres Proletarias del Mundo!

 



[1] https://cde.3.elcomercio.pe/doc/0/1/7/4/1/1741762.pdf

[2] Gilligan, Carol: La ética del cuidado. Nº 30 (2013)

[3] Como María Alejandra Delgado: Gerente General de Rio Tinto, una de las mineras más grandes del mundo, por ejemplo.

[4] https://elcomercio.pe/viu/empresaria-peruana-elegida-5-mujeres-emprendedoras-mundo-noticia-564382-noticia/?ref=ecr

[5] Tristán, Flora: “La Unión obrera”, 1843.

[6] León Trotsky: Discurso ante la II Conferencia de Mujeres Comunistas, 1921.

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