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¡Viva la lucha de los explotados de Ecuador! ¡Abajo el pacto con el gobierno asesino de Lenín Moreno!

Los obreros, estudiantes y campesinos pobres de Ecuador salieron a las calles para derrocar al gobierno capitalista de Lenín Moreno luego de que este impusiera el aumento del costo de vida por medio de un decreto que eliminaba el subsidio estatal a la gasolina, siguiendo las órdenes del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ahora sus dirigentes reformistas han pactado con este gobierno asesino la elaboración de un nuevo decreto, cuando aún están presos cientos de luchadores y el acuerdo con el FMI, firmado en marzo, aún sigue vigente.

Los explotados del Ecuador retomaron sus mejores tradiciones de lucha y frente al retroceso del gremio burgués de transportes decidieron continuar la lucha hasta el derrocamiento del gobierno de Lenín Moreno, sucesor de Rafael Correa. Cerraron calles, tomaron petroleras, quemaron vehículos policiales, mal armados con lanzas, escudos y molotov, con estos métodos de combate es que millones de obreros, estudiantes y campesinos pobres indígenas enfrentaron a la policía mercenaria y también al ejército que en su base de soldados rasos empezó fraternizar con ellos. Moreno se vio obligado a huir del Palacio de Gobierno y se trasladó a Guayaquil, mientras los manifestaban tomaban por unas horas el recinto parlamentario. En Quito organizaron una Asamblea Popular como órgano de centralización de su lucha. Todo esto consiguieron los explotados del Ecuador en solo un par de semanas, a pesar y en contra de sus direcciones reformistas.

Moreno obtuvo el poder presidencial con las elecciones del 2017, gracias al apoyo directo de Rafael Correa, el bolivariano que gobernó el país desde el 2007 con Moreno en la vicepresidencia. Correa y Moreno aprovecharon la coyuntura del alza de precios del petróleo para aumentar la inversión pública, pero al mismo tiempo siguieron impulsando la inversión transnacional minera a pesar de su efecto nefasto sobre la agricultura y las protestas de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), cuyos dirigentes fueron procesados como terroristas bajo su mandato. Correa también fue aumentando la deuda externa con operaciones como la entrega de la mitad del oro del Ecuador a la Goldman Sachs a cambio de un préstamo de 580 millones de dólares. Asimismo, Correa mantuvo la dolarización de la economía, a pesar de la dependencia que provoca a los préstamos del imperialismo. Su servilismo a este último también lo demostró cuando envió tropas cipayas a ocupar Haití bajo el mando de la ONU. Su otro vicepresidente, Jorge Glas, está procesado por el caso Odebrecht y él mismo tiene varios juicios pendientes. Esto fue el gobierno de Correa, otro burgués bolivariano que como en Venezuela y Nicaragua defendió el capitalismo con frases a favor del socialismo.

Es una mentira absoluta, por tanto, que estas movilizaciones las haya provocado Correa. Ni siquiera los dirigentes de la CONAIE se la esperaban. Como dijo uno de los líderes de la CONAIE y de Pachakutik, Salvador Quishpe: “No tenemos ninguna otra intención, peor, menos aún, de tumbar gobiernos“. La verdad es que las manifestaciones se desataron porque el pueblo pobre no pudo resistir el alza extrema de precios. Es evidente que la clase media también se vio afectada por esta alza, pero sus estratos altos se retiraron de la lucha en la primera negociación. Los más pobres continuaron en las calles junto a los obreros que ya sobrevivían con salarios de hambre, obreros como el joven Marco Oto que se convirtió en la segunda víctima mortal de la represión de Moreno. La burguesía tuvo que enfrentar otra vez a esos “forajidos” de los barrios obreros y comunidades indígenas que en el 2005 derrocaron al gobierno del nacionalista Lucio Gutiérrez y años antes se tumbaron otros dos gobiernos, dando inicio al proceso revolucionario latinoamericano que aún no ha cerrado, a pesar del fraude bolivariano y la traición de los dirigentes del reformismo.  

Este nuevo levantamiento tiene su origen en la ofensiva lanzada por los EEUU para toda América Latina, ofensiva acicateada por la recaída de la economía global, muestra indiscutible de la bancarrota total del sistema capitalista. Los dirigentes de la CONAIE negocian, por tanto, no solo sobre la sangre de los mártires sino en un contexto donde no existe ninguna garantía de estabilidad económica y política. Este nuevo decreto que están cocinando a puerta cerrada solo será un nuevo engaño para ganar tiempo y volver a imponer el plan del FMI. Todos los problemas de los explotados siguen sin resolver, sobre todo el principal de todos: el problema del poder. Bajo el gobierno de Moreno, Correa, o de cualquier otro caudillo burgués, la explotación, el saqueo y la pobreza extrema continuarán y se profundizarán. Solo bajo la dictadura del proletariado con apoyo del campesinado pobre será posible la victoria de los explotados. Solo con la expropiación sin pago de las transnacionales y de toda la burguesía bajo control obrero, reimpulsando la revolución socialista internacional, solo así será posible poner fin a todos los males que aquejan a los explotados del Ecuador y del continente.

Pero para conquistar esto es necesario que la revolución obrera y campesina se desarrolle hasta el final, es necesaria no solo la caída del gobierno de Moreno, sino del parlamento, del poder judicial burgués, de la casta de oficiales asesina, en una palabra: es necesaria la destrucción del Estado burgués. Esto es lo que no quieren los dirigentes reformistas que buscan reformar el capitalismo, no destruirlo. Los explotados del Ecuador han marcado el camino, tomaron las petroleras para expropiarlas, tomaron el parlamento para desconocerlo, tomaron las calles para hacerse dueños de ellas. Se autoorganizaron y finalmente pusieron en pie una Asamblea Popular, que aunque fue dirigida por el reformismo se convirtió en un verdadero embrión de poder revolucionario. Si bien el ritmo del proceso latinoamericano es lento, como acertadamente advertimos en su momento, lo que ha sucedido en Ecuador (y en Nicaragua un año atrás) muestra que estamos cada vez más cerca de transitar a una verdadera guerra civil revolucionaria donde se ponga en el orden del día la pregunta: ¿quién debe gobernar, la burguesía o el proletariado?

Es verdad que las masas han retrocedido por la traición de sus direcciones. Han retrocedido sin siquiera traerse abajo a Moreno o su pacto con el FMI. Sin embargo, en la medida en que este nuevo decreto será un nuevo fraude, la reanimación de la lucha es inevitable. Las masas están sacando lecciones y regresarán con más fuerza aún si resisten los ataques del gobierno y las maniobras de sus dirigentes. La fraternización con los soldados rasos que empezó a surgir, debe ampliarse y profundizarse. Las organizaciones obreras y campesinas deben establecer contacto con los cuartales de forma clandestina, deben estrechar lazos, unificar demandas. Se debe abastecer de armas a las autodefensas obreras y campesinas. Las demandas económicas y políticas del movimiento deben retomarse pero también profundizarse. La toma y expropiación sin pago y bajo control obrero de las petroleras y mineras está en el orden del día. La organización de una Asamblea Constituyente Revolucionaria también. La lucha por la liberación de presos y procesados es un deber elemental. Tampoco pueden faltar las demandas contra el FMI y contra el imperialismo, contra sus deudas, bases militares y tratados lesivos. Pero todas estas demandas solo se pueden realizar plenamente después de traer abajo al gobierno de Lenin Moreno. Su caída era la demanda de cada batalla callejera, lo que han hecho los dirigentes de la CONAIE es salvarle la vida culpando a sus ministros cuando aquí el jefe del hambre y la masacre es Moreno.

Ecuador ha demostrado, otra vez, que la revolución no va en línea recta sin interrupciones hacia el comunismo, sino que sufre avances y retrocesos, flujos y reflujos. Por esta razón, debemos saber orientarnos en este proceso para poder combatir a los reformistas eficazmente. Lo alcanzado por los explotados del Ecuador es extraordinario y debe ser retomado y profundizado. Se debe retomar las luchas en las calles y organizar asambleas locales con delegados revocables en cualquier momento, asambleas que serán la base de una nueva Asamblea Popular de todos los explotados, con poder deliberativo y ejecutivo y resguardada por verdaderas autodefensas. Se debe combatir toda tendencia a la conciliación con partidos burgueses o caudillos militares de izquierda, manteniendo la más absoluta independencia política de clase. Estos deben ser los ejes de una agitación revolucionaria en la actual situación política de transición que vive Ecuador. Estas exigencias deben ser dirigidas a los dirigentes reformistas de masas, para desenmascararlos frente a sus propias bases en la medida que se opongan a las necesidades elementales de la lucha revolucionaria.

Lo que se ha iniciado en Ecuador no es fenómeno nacional, es internacional. Ahora mismo en Chile se han desatado protestas por el alza del pasaje urbano. En Haití y Honduras hace meses se viene combatiendo en las calles. En toda América Latina hay condiciones objetivas para retomar la lucha revolucionaria. Esta debe empalmar con los combates en Hong Kong, Irak, y en potencias industriales como Francia donde los explotados también vienen enfrentando el aumento del costo de vida. Se debe plantear entonces la unificación de todas estas luchas, coordinando el envío de recursos y combatientes a Ecuador y otros países donde el proletariado está luchando. El único desenlace victorioso posible para esta lucha es el triunfo de la revolución socialista internacional. Para combatir a los reformistas que impiden el desarrollo de esta perspectiva es necesario refundar el partido de la revolución socialista mundial, la Cuarta Internacional. Solo bajo una dirección realmente revolucionaria el proletariado podrá vencer.

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