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UCRANIA: SE REANUDA LA OFENSIVA FASCISTA SOBRE DOMBÁS

La crisis política en Ucrania no se ha cerrado. No existe en absoluto estabilidad en este país de Europa del Este. Esta se hará imposible mientras el proletariado de Dombás siga levantado en armas contra el fascismo engendrado por el capital. La revolución socialista europea tiene pues su más poderosa base de apoyo en la insurrección proletaria del Anti-Maidán.

Como se ha venido denunciando, los alto al fuego no fueron más que trampas para que Kiev ganara tiempo y reemprendiera su ofensiva fascista sobre el Este de Ucrania, ensañándose esta vez con la comuna industrial de Avdiivka. Estos ataques son incluso más necesarios ahora, cuando en el frente interno se está llevando a las masas a condiciones de vida insostenibles. A nivel internacional Holanda ha puesto trabas para su ingreso a la Unión Europa[1], dejando sin realizar el principal objetivo formal del Maidán[2]. Por otra parte, el régimen fascista de transición ha impuesto el peor salario del mundo sobre los explotados de Kiev y de toda Ucrania central y occidental: “Ucrania es un país del más grande potencial en Europa. Ahora mismo, es uno de los (mercados) de trabajo más baratos en esta parte del mundo. Los salarios por hora en Ucrania son el 50% por ciento de los salarios por hora en China”, ha dicho el presidente del Consejo de la Asociación Empresarial Europea (EBA)[3]. Junto con esto, los nuevos tramos del préstamo de $ 17 mil millones del FMI exigen la profundización de los ataques sobre la clase obrera, ataques como la contrarreforma pensionaria, el remate de tierras, los despidos estatales y las privatizaciones[4]. Y esto se hace mientras se ejecuta desde el gobierno un millonario rescate financiero al banco quebrado del oligarca Ihon Kolomoisky[5].

Evidentemente un ataque de estas dimensiones no puede imponerse sin un régimen igual de brutal. El fascismo es el arma más adecuada para este tipo de operaciones, sin embargo, el extraordinario levantamiento de los mineros del Este ha impedido que el régimen de transición se termine de consolidar y por esta razón sufre constantes crisis. Por un lado, el régimen ha impuesto la persecución de las organizaciones sindicales y políticas de oposición pero, por otro, aún tolera el parlamento y ciertas formalidades democráticas. Ha lanzado decretos literalmente anticomunistas, ha rechazado condenar el nazismo en la ONU pero también ha homenajeado a las víctimas judías de Babi Yar. La presidencia en manos de Poroshenko es la síntesis de las contradicciones del régimen de transición, un agente bonapartista necesario que negocia los alto al fuego y los pactos con Putin. Esta política conciliadora, sin embargo, no es agradable a los ojos de las milicias fascistas del Maidán que vienen realizando sistemáticas demostraciones de fuerza, incluso chocando con la policía, para presionar y empujar al régimen hacia el fascismo puro. El fundador del batallón de Azov, Andrey Biletsky ha declarado hace poco que: “Si las autoridades de Kiev sostienen elecciones en la región de Dombás, los activistas removeremos el parlamento entero ucraniano y al gobierno de Petro Poroshenko…[6].

Frente a la revolución proletaria, las distintas fracciones burguesas a nivel nacional e internacional tienden a la unidad contrarrevolucionaria contra el enemigo común, sin dejar de defender, por supuesto, sus intereses económicos específicos. La toma de Crimea y el respaldo diplomático a la resistencia armada en Dombás es la forma en que la Rusia burguesa de Putin defiende su ubicación en los negocios de la región mientras apoya el derrotismo y el ahogamiento del espíritu revolucionario de las masas impuesto por los gobiernos de Frente Popular de Lugansk y Donetsk. El reciente asesinato del jefe de las milicias antifascistas de Lugansk[7]  y de otros líderes ubicados a la izquierda de la presidencia oficial es muestra también de esta política contrarrevolucionaria. Por su parte, el régimen fascista de Kiev se ha visto obligado a negociar considerando además su dependencia al gas ruso y al carbón de Dombás. Sin embargo, hace poco anunció la realización de ejercicios militares en el provincia de Jerson, al norte de Crimea[8] y ya ha denunciado a Rusia formalmente frente a La Haya[9]. A diferencia de la situación de Transnistria, Abjasia, Osetia del Sur o Nagorno-Karabaj, aquí estamos frente a una revolución proletaria que el fascismo sostenido por el imperialismo necesita terminar de aplastar en la frontera misma con Rusia.

La solidaridad internacional de la burguesía contra el Anti-Maidán socialista ha tocado también el corazón del gobierno griego encabezado por Alexis Tsipras, que ha viajado hasta Kiev para respaldar la ofensiva militar de Poroshenko. Esto es totalmente coherente con su política interna de persecución contra luchadores de izquierda y de impunidad para las bandas fascistas de Amanecer Dorado. Este es el modelo de “socialismo” europeo “moderado” y “realista” que los reformistas de todo el mundo llamaron a votar y aún siguen sosteniendo. La revolución griega es un eslabón fundamental de la revolución socialista europea y por esta razón la burguesía de estos dos países atrasados de Europa del Este necesita unir sus fuerzas a nivel continental, respaldando también al gobierno corrupto de Rumania, asediado por la movilización de las masas. Por esta misma razón han impedido que la revolución árabe cruce el Mediterráneo, dando su apoyo en los hechos al genocida Al-Assad. Pero su principal tarea es evitar que la revolución llegue a países avanzados como Francia, donde la lucha de clases se ha vuelto a encender con motivo de un brutal ataque policial. Y en todo esto el reformismo cumple su necesario papel colaboracionista.

La revolución europea en Ucrania no podrá triunfar sin el levantamiento de los explotados y soldados rasos de la capital, hundidos bajo la bota fascista. Jamás podrá haber paz sin aplastar y barrer al fascismo. Los pactos de rendición de Minsk deben ser desconocidos y reanudar los combates, defendiendo la democracia con los métodos de la revolución proletaria: expropiando las minas, centros de abasto, organizando un congreso de las milicias y organizaciones obreras revolucionarias, totalmente independiente de los gobiernos burgueses de Dombás, aliados de Putin, sirviente del imperialismo. Solo así se podrá despejar el camino para conquistar un verdadero gobierno socialista de los trabajadores. El reformismo está bloqueando la realización de estas tareas, para derrotarlo debemos poner en pie al trotskismo ucraniano y refundar la Cuarta Internacional, el partido de la revolución socialista mundial.

¡Por una Ucrania Federada, Soviética y Socialista!

¡Por un tribunal obrero internacional para resolver la cuestión nacional de Crimea!

¡En Francia, Grecia, Rumania y la ex URSS: una sola revolución socialista!

¡Por una federación de repúblicas socialistas euroasiáticas!


DOS DOCUMENTALES BURGUESES SOBRE UCRANIA

Sobre la crisis política en Ucrania se han producido dos importantes documentales. El primero de ellos, Invierno sobre Fuego: La lucha de Ucrania por la Libertad, estrenado hace dos años, es una producción de Netflix que incluso fue nominada al premio Óscar. Se trata de una clara propaganda política imperialista a favor del Maidán fascista. Lo que destaca en primer lugar, es la forma en que se omite por completo toda la historia de Ucrania, reduciendo el conflicto al choque de ideas políticas contrarias. Lo interesante de este material, sin embargo, es que ofrece imágenes vívidas de los hechos del Maidán, que si son bien interpretadas no hacen más que verificar el análisis marxista. El documental muestra como las primeras movilizaciones fueron netamente estudiantiles y solo semanas y meses después fueron convocando otras franjas de la pequeña-burguesía pero jamás a la clase obrera y sus organizaciones. Nosotros ya hemos denunciado en nuestro folleto sobre Ucrania publicado el 2014, como los pocos sindicatos que acudieron al Maidán fueron brutalmente atacados por las milicias fascistas que encabezaron el derrocamiento del gobierno bonapartista de Yanukovich.

Otro hecho que destaca reiteradamente el documental, es el apoyo que recibe el Maidán de los sectores más reaccionarios de Ucrania. Militares “retirados” justifican la formación de las milicias diciendo que son “el ejército del pueblo…[que vinimos] a entrenar”. El mismo obispo de la iglesia ortodoxa declara su ferviente apoyo al levantamiento ofreciendo incluso su monasterio como refugio de las primeras movilizaciones. Más demostrativo aún del carácter de clase del Maidán es el hecho de que “un banquero y uno de los abogados más influyentes de Lviv [provincia occidental de tradición fascista] vinieron a la calle Hrushevskogo a tirar piedras a la policía”. Muchas veces la izquierda pro-Maidán ha tratado de desconocer o subestimar los combates en esta famosa calle de Kiev próxima al parlamento ucraniano. Fue allí justamente donde claramente Svoboda y Sector de Derecha encabezaron los combates más duros de todo el Maidán. Sin embargo, el propio documental, por obvias razones, trata de ocultar de forma cínica la participación indiscutible de estas organizaciones abiertamente fascistas. Pero los hechos son los hechos, no se puede tapar el sol con un dedo. En la primera toma nada más aparece un joven combatiente con una camiseta de Stepán Bandera, líder histórico del fascismo ucraniano. Y a lo largo de todo el video se puede escuchar la consigna fascista “Gloria a Ucrania, Gloria a los héroes, muerte a los enemigos”. Ya en la parte final, el discurso del dirigente miliciano amenazando con tomar por asalto el parlamento si Yanukovich no renuncia es la prueba definitiva del carácter insurreccional del primer levantamiento fascista del siglo XXI en Europa.

El otro documental sobre Ucrania, es una suerte de respuesta al anterior desde el punto de vista del campo burgués prorruso. Ucrania sobre Fuego, es el nombre de este trabajo fílmico donde el conocido director norteamericano Oliver Stone aparece como productor y entrevistador. Estrenado a mediados del 2016, no ha contado con la misma difusión que Inverno sobre Fuego, con excepción de los medios rusos, como era de esperarse. Si bien se presentan importantes hechos históricos y actuales que trazan el contexto de la insurrección fascista del Maidán, la interpretación de los mismos no deja de ser superficial, simplista y sesgada. La historia de la URSS, y de Ucrania como parte de la misma, solo se menciona de pasada para luego evitar juzgar la restauración criminal del capitalismo que fue responsable del hundimiento brutal de las condiciones de vida del pueblo ucraniano. Se omite también las luchas de la década de los 90’s y se critica la revolución proletaria del 2004 simplemente por estar bajo la influencia proeuropea. El documental no critica en absoluto al gobierno Yanukovich, tras las elecciones del 2010, ni el rol reaccionario de la Rusia burguesa de Putin. Por el contrario, Stone entrevista ambos personajes sin hacer ninguna clase de pregunta crítica. El documental se presenta, entonces, como mera propaganda política de la burguesía rusa y rusófila de Ucrania.

La simplificación de la insurrección fascista del Maidán, que ya se ha denunciado sobre todo en su versión estalinista, se expresa en el documental de forma clara, al definir este levantamiento en función exclusivamente del carácter de su dirección. Por esta razón, no se hace un análisis de clase de los sujetos que apoyan y combaten al Maidán. Simplemente se señala que los que encabezaron el mismo fueron “neonazis” que anclan sus tradiciones políticas en organizaciones reaccionarias como la OUN de Stepán Bandera; a esto se limita su repaso histórico. Debido a esto, se niega el origen relativamente espontáneo y “pacífico” del Maidán que solo progresivamente fue deviniendo en insurrección fascista. Esto se debe a la incomprensión del carácter “popular” de todo levantamiento fascista, que atrae no solo a mercenarios, sino a masas enteras de pequeños burgueses quebrados y desesperados. Como bien decía Trotsky, el fascismo, a diferencia de la bandas de sicarios de la burguesía, necesita explotar las tradiciones y banderas políticas de la clase media para poder movilizarla en función de sus objetivos. El Maidán no se trató entonces simplemente de un “golpe de estado orquestado por la CIA” como sugiere el documental. Mucho menos se puede comparar esto con la revolución árabe en Siria y Libia, donde no hubo ni golpes ni fascismo, sino una revolución proletaria y socialista internacional, a pesar de sus direcciones reaccionarias. El Maidán fue una insurrección fascista casi clásica, sostenida por el imperialismo pero bajo un contexto social y político particular que el documental en absoluto muestra. No se trató de estudiantes “engañados” por el discurso proeuropeo, sino de millones de ucranianos hundidos por el fracaso absoluto de la restauración capitalista. De esto jamás hablarán ni Hollywood ni Stone, porque ambos sostienen, finalmente, sus ingresos y su existencia en las ganancias capitalistas condenadas por la Historia.


Notas

[1] The Guardian, “EU leaders try to salvage Ukraine deal”, 16-12-16.

[2] Euronews, “Ukraine marks day of dignity and freedom”, 21-11-16.

[3] Euronews, “Ukraine sets sights on foreign investment”, 11-10-16.

[4] Sputnik, “Las duras exigencias del FMI para otorgar un nuevo préstamo a Ucrania”, 19-01-17.

[5] Euronews, “Ukraine’s largest bank, Privatbank, nationalised”, 19-12-16.

[6] Russian Today, “1,000s of Ukraine nationalists vow to oust Poroshenko administration over Donbass elections”, 20-5-16.

[7] The Washington Post, “Ukrainian rebel leaders divided by bitter purge”, 3-10-16.

[8] HispanTV, “Kiev ‘provoca claramente’ a Rusia con maniobras cerca de Crimea”, 11-2-17.

[9] El Comercio, “Ucrania denuncia a Rusia ante La Haya por anexión de Crimea”, 17-01-17.

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