
Sin revolución no podremos conquistar su liberación…
La clase obrera viene combatiendo en diversas partes del mundo la ofensiva de la burguesía contra sus más elementales condiciones de vida. Como resultado de este combate, centenares y miles de oprimidos han caído presos en las garras del capital, condenados a pasar años e incluso décadas encerrados en oscuras cámaras de tortura.
La prisión militar yanqui de Guantánamo en Cuba aún mantiene encerrados sin juicio a cientos de combatientes árabes e incluso a muchos que fueron recluidos “por error” como Shaker Aamer o Mustafa al Shamiri, recientemente liberados luego de 13 años de torturas. En el mismo EEUU siguen encerrados los norteamericanos Leonard Peltier y Mumia Abu Jamal. Este es pues el verdadero rostro de la democracia imperialista que impone en sus dominios la misma política de persecución contra cualquiera que se atreva a cuestionar sus intereses. Así vemos como en América Latina se han instalado decenas de bases militares y cárceles secretas donde han ido parar militantes de la resistencia armada de Colombia. En Chile, Honduras o la colonia de Haití también siguen detenidos jóvenes explotados sin juicio, por rebelarse contra sus gobiernos a los pies de EEUU. En el Perú del TLC se mantienen encarcelados a los “Espartambos” y procesados a otros como Manuel Ríos, mientras se amenaza con cadena perpetua a los luchadores del Baguazo, la misma condena impuesta a decenas de ex guerrilleros no amnistiados.
Sin embargo, también los gobiernos burgueses bolivarianos han impulsado la persecución de los luchadores de la clase obrera, como es el caso de los trabajadores petroleros de la Heras cuyo procesamiento iniciado por Cristina Kirchner ahora está en manos de Mauricio Macri. También en la Venezuela de Maduro continúa el procesamiento de trabajadores (caso Rodney Álvarez) así como en el Ecuador donde Correa ha acusado de “terroristas” a la organización de campesinos indígenas. Hace poco nada más el gobierno de Evo Morales ha hecho detenciones en una protesta de discapacitados mientras mantiene encerrados a los levantados en Ayo Ayo el 2004. En la supuesta “potencia” rusa, Putin ha condenado a prisión a los jóvenes que participaron en las protestas de mayo del 2012 (caso Bolotnaya) y en la otra “potencia” oriental, China, solo hace unos días fue liberado el obrero Miao Deshun, el último condenado del levantamiento revolucionario de la Plaza Tiananmen, luego de 27 años de reclusión y torturas.
En el mundo árabe Palestina sigue siendo en manos de Israel el principal centro de opresión carcelaria del mundo con más de 7000 reclusos, la mayoría sin juicio y muchos de ellos menores de edad. Toda Gaza no es más que una cárcel gigantesca a cielo abierto. La revolución proletaria en Túnez, Egipto, Libia y Siria también ha dejado rehenes en manos de genocidas como Al-Assad muchas veces masacrados en las cárceles. Finalmente en la misma Europa imperialista se encuentran encerrados tras alambradas electrificadas miles de refugiados, familias enteras que por suerte llegaron a las costas mediterráneas y que todavía tienen que enfrentar la represión policial. Junto a ellos son detenidos sin juicio explotados de confesión musulmana como parte de su guerra sucia “contra el terrorismo islámico”. En la Ucrania tomada por el fascismo, afiliados a sindicatos y militantes de izquierda son procesados y encarcelados si es que tienen suerte de no ser asesinados como sucedió en Odesa. En Grecia, bajo el gobierno “socialista” de Syriza, siguen detenidos luchadores anarquistas y miles de refugiados han sido deportados. Y es que la burguesía necesita, para imponer esta persecución, de la colaboración de la izquierda reformista. Vemos esto también en Colombia, de la mano de las FARC y los Castro desde La Habana.
Es necesario entonces el más amplio frente único internacional de la clase obrera y la clase media empobrecida contra la persecución judicial y política de la gran burguesía. Como diría Trotsky “en la lucha contra el fascismo, la reacción y la guerra, el proletariado acepta la ayuda de agrupaciones pequeñoburguesas (pacifistas, Liga por los Derechos del Hombre, Frente Común, etcétera), pero las alianzas resultantes sólo pueden ser de secundaria importancia. Por encima de todo, la tarea consiste en asegurar la unidad de acción de la clase trabajadora misma…”. Por esta razón no podemos dejar de denunciar la pasividad, colaboracionismo y traición de socialdemócratas, estalinistas, anarquistas e incluso falsos trotskistas frente a la cuestión de los presos de nuestra clase. Al veneno pacifista y legalista del reformismo que propone una lucha común con las ONG del imperialismo, nosotros oponemos la más firme independencia política de clase de la burguesía y todas sus instituciones gubernamentales y “no gubernamentales”. Contra la “huelga general” como lucha de presión sindical, nosotros planteamos la revolución proletaria, única vía para conquistar nuestras más elementales demandas empezando por una que es sagrada: la liberación inmediata y sin condiciones de los presos del proletariado mundial.
¡ABAJO EL ESTADO BURGUÉS Y SUS CÁRCELES DE TORTURA, LUCHAR NO ES DELITO!
¡PASO A LA REVOLUCIÓN POR LA LIBERACIÓN DE NUESTROS PRESOS EN TODO EL MUNDO!
¡CONQUISTEMOS LA REFUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL!