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¡VIVA LA RESISTENCIA REVOLUCIONARIA UCRANIANA!

A dos años de la masacre de Odesa a manos de las milicias fascistas del régimen…

El levantamiento armado de los trabajadores del Este de Ucrania viene resistiendo exitosamente la ofensiva militar del régimen de transición fascista apoyado abiertamente por las potencias imperialistas de Occidente. A pesar del “alto al fuego” pactado en los acuerdos de Minsk, los bombardeos han continuado, masacrando a cientos de familias obreras de la región de Dombás que se suman a los miles de muertos y heridos que se cuentan desde el inicio de la guerra, ofensiva que sin embargo, no ha logrado hasta ahora doblegar la resistencia revolucionaria del proletariado ucraniano.

Un aliado fundamental de su lucha son los soldados rasos que desertan de las filas del ejército de Kiev y también las organizaciones obreras que resisten, fuera de Dombás, la arremetida del gobierno de coalición fascista encabezado por Poroshenko. Nuevos paquetazos económicos han sido lanzados y se han aprobado leyes para eliminar cualquier vestigio histórico o propaganda política a favor del comunismo. Se trata de una clara ofensiva fascista no solo contra los trabajadores de Ucrania sino de toda Europa. Sin embargo, el régimen no ha podido consolidarse porque para conseguirlo primero es necesario desarmar y liquidar a los trabajadores de Dombás. Es por esto que el régimen de transición no tiene estabilidad y ahora se ha visto obligado a cambiar de primer ministro, reemplazando Arseni Yatseniuk (del partido “Frente Popular”) por Vladímir Groisman, más cercano al “presidente” Poroshenko. El nuevo ministro ha declarado que “nunca reconocerá la pérdida de la península de Crimea ni del Dombás”[1], reafirmando la política del imperialismo frente a Rusia, a pesar de los acuerdos contrarrevolucionarios de Minsk. Por otro lado, Andréi Parubi, el jefe de las milicias fascistas del Maidán, ahora ocupa el cargo de presidente del parlamento ucraniano (“Rada”).

En el campo burgués “democrático” del Este de Ucrania, vemos como el gobierno de Frente Popular del “Partido Comunista” y la burguesía prorrusa sigue conteniendo y disciplinando a las milicias obreras para impedir cualquier acción de clase independiente. Esta política estalinista de “revolución por etapas” ya demostró el siglo pasado frente a la guerra civil española toda su naturaleza derrotista y contrarrevolucionaria y es ahora el principal auxiliar “democrático” de la ofensiva fascista del imperialismo sobre el Este de Ucrania. Formalmente las grandes potencias reconocen la “autonomía” de esta región y exigen “elecciones limpias” pero por lo bajo continúan impulsando más bombardeos y ataques desde Kiev. El régimen bonapartista de Putin, por su parte, al respaldar el Frente Popular contrarrevolucionario no hace más que facilitar esta ofensiva que rompe de facto el “alto al fuego” acordado en Minsk. De esta manera, mientras se resiste a entregar su base naval en Crimea[2], apoya de esta forma la intervención imperialista, jugando el mismo papel reaccionario y servil que ha protagonizado frente a la dictadura de Al-Assad y la revolución siria[3].

A dos años de la masacre de la Casa de los Sindicatos de Odesa, vemos como el reformismo mundial, con distintos roles, sigue sosteniendo la política contrarrevolucionaria de la burguesía en Ucrania. Por un lado la izquierda pro-Maidán, que apoyó esta insurrección fascista, ahora desconoce o llama a aplastar directamente el levantamiento de los obreros del Este. Para esta izquierda Rusia es una potencia imperialista que ha “perdido el control” de Kiev pero mantiene “colonizada” la cuenca del Dombás y la península de Crimea. Por otro lado, la izquierda pro-rusa apoya abiertamente el gobierno burgués de Frente Popular y ha venido presentando a Putin como un “aliado progresista” de los trabajadores en la lucha contra el fascismo. Finalmente, nunca falta el eclecticismo de última hora, fabricado a partir de retazos de ambas posiciones. Contra todas estas variantes contrarrevolucionarias, los trotskistas llamamos a respaldar el levantamiento de los obreros del Este de Ucrania, a “defender la democracia” con los métodos de la revolución proletaria impulsando la unidad con los oprimidos de Kiev, para hacer de Ucrania la tumba del fascismo contra la voluntad de las potencias imperialista y del Frente Popular de Putin.

¡Abajo el régimen de transición fascista del Maidán y su ofensiva militar pro-imperialista! ¡Abajo los pactos de rendición de Minsk!

¡Ningún apoyo político a los gobiernos burgueses de Dombás aliados de Putin! ¡Defender la democracia con los métodos de la revolución proletaria!

¡Por una Ucrania Federada, Soviética y Socialista! ¡Por un tribunal obrero internacional para resolver la cuestión nacional de Crimea!

¡Paso a la revolución socialista europea! ¡Paso a la revolución proletaria de los pueblos de la antigua URSS! ¡Por una federación de repúblicas socialistas euroasiáticas!

¡Por la refundación del partido bolchevique de Ucrania! ¡Por la refundación de la Cuarta Internacional!


 

LA BANCARROTA DEL SEUDOTROTSKISMO FRENTE A LA CUESTIÓN UCRANIANA

Desde nuestra primera declaración, el NRCI ha venido denunciando el rol nocivo de varias organizaciones autoproclamadas trotskistas que han estado sosteniendo por izquierda la política del estalinismo y la socialdemocracia frente a Ucrania. En esta oportunidad solo mencionaremos el caso de dos corrientes internacionales no internacionalistas: la L5I y la LIT-CI. Ambas representan los dos polos complementarios de la misma política reformista que hemos denunciado en nuestra última declaración.

Los “ex cliffistas” de la Liga por la Quinta Internacional (L5I), no tienen reparos en reconocer abiertamente su respaldo al estalinismo frente a la cuestión ucraniana. Antes ya habíamos denunciando su apoyo abierto a organizaciones como Borotda que platea la tesis reaccionaria de la “revolución por etapas” y sostiene la política de Frente Popular. Recientemente han dado su respaldo político al foro internacional organizado por el estalinismo en Lugansk, Dombás, el año pasado. Allí se reunieron delegaciones de Bielorrusia, Inglaterra, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Polonia, Rusia, España, Suecia, Turquía y Ucrania a propósito del 70 aniversario de la derrota de la Alemania Nazi.

El congreso culminó con el llamado a los gobiernos imperialistas “a tomar todas las medidas posibles”, incluyendo las sanciones económicas y políticas contra el Estado de Ucrania y lograr el “fin de la guerra” y la restauración de la “vida pacífica” en Dombás, una declaración abiertamente contrarrevolucionaria. La L5I critica esto, pero de manera completamente oportunista. En su carta enviada y leída en el congreso estalinista, estos falsos trotskistas solo llaman a la unidad internacional contra el fascismo pero sin denunciar el rol contrarrevolucionario del gobierno de Frente Popular. Peor aún, para ellos Rusia “también tiene intereses imperialistas”[4]. Esta es pues la posición contrarrevolucionaria de la izquierda del rublo a los pies de Putin que hemos venido desenmascarando sistemáticamente.

Por su lado, los “morenistas” de la Liga Internacional de Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI), han publicado hace unos meses un documento que los desenmascara por completo frente a esta cuestión. Afirman que “el Departamento de Estado americano hasta podría, por ejemplo, comprar generales ucranianos y organizar así un golpe militar, pero no puede organizar un ‘golpe popular’ que atraiga a cientos de miles de participantes directos y millones en apoyo”[5]. Esto es falso. Una insurrección fascista se diferencia justamente de un golpe bonapartista por la movilización de masas pequeño-burguesas quebradas y desesperadas como sucedió en el periodo de entreguerras y ha sucedido ahora en Ucrania.

En otra parte dicen que nos equivocamos al juzgar “un proceso por el prisma de la acción de los partidos (superestructura) y no por el de la acción de las masas (estructura)”[6]. Aquí repiten nuevamente la tesis de que el fascismo puede llegar a dirigir milicias obreras, es decir, que la función del fascismo no sería la de aplastar físicamente al proletariado sino de “impedir que realice acciones independientes” ¡como si se tratara del reformismo! Esta confusión criminal entre los métodos del fascismo y el reformismo frente a la revolución proletaria es otro rasgo distintivo de la miseria ideológica del morenismo.

Pero más escandalosa aún es su afirmación de que en Ucrania reina la más limpia democracia parlamentaria: “Regímenes fascistas o semifascistas se apoyan en las bandas fascistas, la estructura de las FFAA y la policía, la liquidación de las instituciones de la democracia burguesa y en la total asfixia de las libertades democráticas. En Ucrania, el poder se concentra en el parlamento, que es real y no decorativo como en Rusia”[7]. Esto es simplemente una mentira consciente y descarada que oculta genocidios como la masacre de Odesa, el asesinato de militantes de izquierda y las leyes anticomunistas del régimen de transición fascista.

Toda esta basura que contiene sus declaraciones tiene un objetivo claro: separar la revolución armada de los obreros del Este de la lucha de los trabajadores de Europa y de todo el mundo. Los morenistas son pues los primeros “separatistas”. Por eso silencian la intervención de los voluntarios internacionalistas, abandonados por sus direcciones frente a la persecución del Estado burgués. Por eso también echan barro sobre el verdadero carácter de Rusia. Si bien niegan que sea una potencia imperialista, afirman que ha “partido” Ucrania al “arrebatarle” Crimea. Si esto es así, ¿cómo explican entonces que el Estado obrero dirigido por Lenin y Trotsky haya incorporado Crimea a la Federación Soviética Rusa? Si Crimea es de Ucrania, ¡entonces los bolcheviques aplastaron el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo ucraniano! Esto es lo que en realidad está sosteniendo esta gente de la mano del fascismo y el imperialismo occidental[8].


 

Notas

[1] http://www.efe.com/efe/espana/mundo/groisman-promete-seguir-con-las-reformas-en-ucrania-al-frente-del-nuevo-gobierno/10001-2896143

[2] La base naval de Sebastopol en Crimea estaba bajo jurisdicción rusa especial mucho antes de la caída de Yanukovich.

[3] Ver nuestra declaración por Siria: https://nrci.org/blog/2016/03/22/viva-la-resistencia-revolucionaria-abajo-al-assad-y-la-intervencion-imperialista/

[4] Traducción propia: http://www.fifthinternational.org/content/international-antifascist-forum-peoples-republic-lugansk

[5] http://litci.org/es/mundo/europa/ucrania/un-rompecabezas-que-exige-respuestas/

[6] Ídem.

[7] Ídem.

[8] El imperialismo alemán rompió los acuerdos de paz con el gobierno bolchevique justamente al invadir Crimea argumentando que pertenecía a Ucrania y no a Rusia. Aquí la denuncia del mismo Lenin (en inglés): https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1918/may/11.htm

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