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Frente a la derogatoria de la ley laboral juvenil…¡LA LUCHA CONTINÚA! ¡ABAJO TODOS LOS CONTRATOS BASURA! ¡ABAJO TODOS LOS PAQUETAZOS DE HUMALA! ¡VIVA EL PARO TEXTIL! ¡PARO NACIONAL DE EMERGENCIA YA!

marx-proletario-burgués-21No puede haber un interés común entre capitalistas y trabajadores. De la venta de los productos en el mercado, el capitalista se queda con todo y solo les adelanta a sus trabajadores una parte pequeñísima en forma de salario. A menos salario, más ganancia para el que vive del trabajo ajeno. Es por esta razón que la patronal busca de forma permanente reducir al mínimo las remuneraciones y condiciones de trabajo del proletariado. Y si esto es verdad en tiempos de crecimiento, cuando llega la crisis la burguesía impone que sean los trabajadores los que paguen sus pérdidas. Obviamente todo ataque contra el salario y derechos de la clase obrera es revestido siempre de buenas intenciones. La patronal y su Estado nos dicen que sus leyes son a favor del trabajador más humilde, del pequeño productor o de la nación en su conjunto, cuando solo es en defensa de sus millonarios intereses. Si los derechos son costos, la patronal jamás los otorgará voluntariamente.

Formalmente hablando y excluyendo a la reducidísima aristocracia obrera (con ingresos muy superiores al promedio) y los diferentes salarios de hambre en el país, se puede decir que tenemos una suerte de cinco “capas” de explotados asalariados:

  1. Los que después de cinco años (siempre más) de trabajo esclavo han obtenido un contrato de plazo indefinido, es decir, tienen cierta estabilidad laboral y ciertos beneficios (CTS, gratificación, vacaciones de 30 días, pago de horas extra, etc.).
  2. Los que laboran bajo contratos de plazo fijo de tres, seis o doce meses y que gozan formalmente de esos beneficios.
  3. Los que laboran bajo regímenes que recortan o liquidan estos derechos como el régimen laboral textil, el CAS, las services, la ley agraria 27360 o el contrato de prácticas.
  4. Los que no están bajo ningún tipo de contrato formal.
  5. Los que han sido despedidos o permanecen desocupados.

Si bien la diferencia económica entre ocupados y desocupados puede ser más amplia, entre las demás capas la diferencia es de grado, mínima y en la mayoría de casos solo formal. Así por ejemplo, qué tanta diferencia puede haber entre la ley esclavista 27360 y carecer de contrato: en ambos casos no tienes ningún beneficio y puedes ser despedido gratuitamente. En el caso del CAS la situación es peor: este régimen no reconoce siquiera la existencia de una relación laboral. Por otro lado, bajo un contrato general pero de plazo fijo la patronal tiene todo el poder para obligarnos a renunciar a nuestros derechos y beneficios bajo la amenaza permanente de no renovar nuestro contrato. Finalmente, son incontables las veces que la patronal comete recortes o despidos ilegales contra obreros que llevan décadas en el empresa siempre bajo la complicidad cínica del Estado burgués. Y es que los derechos y beneficios de los trabajadores no dependen de lo que está escrito en la ley sino de su capacidad de resistencia y ofensiva contra la patronal. Es en el terreno de la lucha de clases donde se define la suerte del proletariado; las leyes y convenios no son más que actas de guerra donde se registra quién ganó determinada batalla, si el Trabajo o el Capital.

Desde el punto de vista del proletariado, la diferencia entre un contrato basura y no tener ninguno es prácticamente nula. De qué sirve ser “formal” si igual nos vamos a morir de hambre trabajando sin descanso. Se suponía que la informalidad laboral era un grave problema social precisamente porque viola derechos del trabajador. Si se crea un contrato que recorta o liquida estos derechos, entonces ese contrato no es más que una estafa, es la legalización de la explotación capitalista más brutal. La fórmula es sencilla y estúpida: para reducir el trabajo “precario” informal hay que aumentar el trabajo “precario” formal. Es como si el Estado dijera que para combatir la violación sexual es mejor legalizarla para que por lo menos se realice en condiciones mínimas humanitarias. El problema de fondo es que si los derechos implican costos, las empresas buscarán siempre reducirlos al máximo y si son formales entonces buscarán legalizar las mismas condiciones de explotación que imperan en las pequeñas empresas informales. Este es el verdadero carácter del trabajo asalariado formal bajo el capitalismo. De darse el caso, la formalización laboral no va implicar ninguna mejora seria de las condiciones laborales de los trabajadores. Hay que tener en cuenta que cerca del 80% del trabajo informal en el Perú se concentra en las pequeñas empresas (Gestión, 27/02/14). Sin embargo, el 2003 Toledo emitió una ley de formalización de este sector facultando la liquidación de derechos laborales (ley que también se dijo sería “temporal” y que el APRA extendió a las medianas empresas). No obstante a la fecha solo un 5% ha formalizado a sus trabajadores.

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La patronal sostiene que varios de los derechos conquistados por los trabajadores son “sobrecostos no salariales” que superan el promedio en la región. Lo que no dicen es que también encabezamos la lista del salario más bajo, solo después de México (Comercio, 20/08/14). Si sumamos entonces a los beneficios laborales el salario mínimo tenemos el dudoso honor de estar entre los cuatro países con menor costo laboral del mundo después de China, Honduras y Ecuador (Gestión, 27/02/14). Si bien la base de la explotación capitalista consiste en horas de trabajo gratuito dentro de la jornada legal, el recorte del salario por debajo de su valor genera una valiosa plusvalía extraordinaria para el explotador. Esta es la realidad de muchos países sobre todo de los atrasados donde las diferencias de salarios se deben más a los distintos costos de vida. Sin embargo, tampoco es cierto que en Perú todo sea más barato, por el contrario Humala está encareciendo la educación y la salud al profundizar su privatización. Frente a esta realidad, la reducción del impuesto a la renta (Ley 4007) solo beneficiará a la mediana y gran empresa. De hecho, ya en junio del año pasado la SUNAT anunció que perdonará las deudas de nueve empresas entre las que se encontraría la española Telefónica con un pasivo de ¡3 mil millones de soles! (La República, 24/06/14). Por el contrario, si un obrero o estudiante no paga a tiempo el alquiler podrá ser echado más fácilmente (ley 30210). ¿Cómo puede decirse entonces que el Estado es neutral frente a las clases? El primer violador de derechos laborales es el Estado burgués: allí está el CAS, el nuevo régimen SERVIR, los salarios adeudados y el FONAVI, niños esclavizados en el ejército, etc. Sin embargo, bien que el gobierno paga puntual la fraudulenta deuda externa con el imperialismo ¡hasta por adelantado! (Andina, 26/02/13).

La patronal también nos dice que sus leyes laborales se elaboran pensando en los que menos o nada tienen. Nos dice que los pocos obreros que cuentan con derechos formales son “privilegiados” frente al desempleo. ¡Cínicos! Los únicos privilegiados son los patrones que ganan mil veces más que todos sus trabajadores juntos. Heredan propiedades y viven sin trabajar solo para contar y malgastar en lujos el fruto del trabajo ajeno. Los trabajadores no tienen por qué resignarse a ser explotados salvajemente para poder comer. La esclavitud no puede ser una alternativa frente al desempleo. Y si la desocupación supera al empleo es porque el capitalismo funciona así, reemplazando al hombre por la máquina, despidiendo en masa cuando llega la crisis, creando un ejército de hambrientos que permite hundir el salario. De hecho, sobre todo en los países semicoloniales con su industria atrofiada dirigida al extranjero, se ha creado una masa crónica de desocupados que nunca han trabajado y nunca lo harán. La burguesía le ha puesto el nombre de “población económicamente inactiva” y ya no cuenta dentro de la tasa de desempleo así como tampoco cuentan los vendedores callejeros ya que serían “autoempleados”. Tenemos entonces que desconfiar profundamente de la estadística burguesa que cambia la mantequilla por margarina en la canasta de alimentos y que en Europa agrega la prostitución y las drogas para elevar las cifras del Producto Bruto Interno (PBI). Y ahora con la crisis internacional, el desempleo no está más que en aumento con los sectores productivos cayendo en picada: -8% en pesca, -3% en minería y manufactura, -1% en construcción, según el INEI. Aquí no hay “desaceleración” o “enfriamiento” como dice la patronal y los reformistas, ¡aquí hay recesión! Lo que sucede es que los bancos han crecido en 14% el último año y por eso el PBI en promedio ha cerrado en 2.4%.

Que el sector financiero crezca cinco veces más que el PBI debe generar la más profunda preocupación. Puede ser fácil conseguir un préstamo, lo difícil es poder pagarlo. Si como consecuencia de la crisis de los sectores productivos, los ingresos están cayendo, ¿cómo se supone que vamos a honrar nuestras deudas? Una economía que crece en base a préstamos solo está posponiendo por un tiempo más su colapso. De hecho, la tasa de morosidad ha venido subiendo sostenidamente en los últimos años (La República, 23/06/14) y la población ya debe el doble de lo que gana según el Banco Central de Reserva (BCR). El mismo ex ministro de economía Castilla ha admitido que “el riesgo es de sobreendeudamiento de los agentes económicos, de algunas familias y empresas que pueden sobreendeudarse más de sus posibilidades”, mientras que un alto ejecutivo advierte que “ciertos eventos pueden suceder y poner en riesgo la generación de ingresos (de las personas) para hacer frente a compromisos de pago. Nadie es inmune a caer en el desempleo o sufrir una enfermedad” (Gestión, 26/05/14). Bueno, en este aspecto las nuevas leyes laborales de Humala facilitarán que estos “eventos” sucedan con más frecuencia. Por otro lado, el Estado en lugar de buscar detener el sobreendeudamiento lo está alentando: desde hace año y medio el BCR ha venido reduciendo la cantidad de dinero que los bancos tienen la obligación de mantener en reserva (“tasa de encaje”) y además les ha venido comprando bonos (para bajar la “tasa de referencia”), poniendo a disposición de los bancos decenas de millones de soles que les permiten facilitar los préstamos (Andina, 28/12/14). ¿Pero en qué se está gastando todo este dinero prestado?

Bueno, en primer lugar estos préstamos se han venido invirtiendo en la compra de casas y departamentos (sector inmobiliario). La verdad es que esta política de crédito fácil hipotecario viene de mucho tiempo atrás (con los fondos Mivivienda, Techo Propio) y explica el crecimiento accidentado pero vigoroso del sector construcción (junto con los grandes proyectos imperialistas de infraestructura). En los años de crecimiento semicolonial del país, estos préstamos tenían cierto respaldo en los ingresos de obreros y pequeños propietarios. Pero desde que comenzó la crisis con sus despidos y recortes salariales, la demanda inmobiliaria se está apoyando en préstamos e intereses que ya no se podrán pagar. Lo peor de todo es que como la demanda crece más que la oferta, las constructoras vienen subiendo sin control los precios de los inmuebles (¡Los precios aumentaron 121% en solo seis años!). Esta situación ha sido aprovechada por los especuladores que han comprado inmuebles con la única finalidad de venderlos a mayor precio después. Estamos entonces frente a una “burbuja inmobiliaria” como muchos economistas burgueses han venido advirtiendo (La República, 10/03/14). Decimos que es una “burbuja” porque esta situación es insostenible y puede “reventar de un pinchazo” en cualquier momento como sucedió en EEUU o España. Lo que ahora está pasando es que las ventas inmobiliarias han caído drásticamente y el sector construcción ha dejado de ser el motor de la economía. Esto tendrá como efecto que los precios dejen de subir, pero la burbuja no reventará hasta que las deudas hipotecarias terminen de colapsar por la falta de pago (la morosidad inmobiliaria creció en 55%). Posponiendo el final, los bancos están recurriendo a la reprogramación y refinanciamiento de los préstamos (Gestión, 27/10/14).

El otro sector donde los préstamos se están invirtiendo es en la compra de productos de los grandes centros comerciales. Esto explica porque después de las finanzas, es el sector comercial (con otros rubros de servicios) el que encabeza el crecimiento rastrero de la nación. Es decir, nuevamente estamos frente a ventas en base a crédito bajo la suposición de que los ingresos no caerán. Lo cierto es que los niveles de morosidad en tarjetas de crédito vienen alcanzando “picos históricos” (Perú21, 7/03/14). Sin embargo, en contraste a la desaceleración del crédito hipotecario y vehicular, los préstamos para el consumo minorista siguen en aumento (Gestión, 28/10/14). Esta diferencia se explicaría por el hecho de que el sector comercial se enfoca en productos de primera necesidad y por otro lado la deuda contraída es menor en monto y plazo a cancelar. No obstante, los despidos, recortes y menores ingresos de trabajadores y pequeños propietarios vinculados directa o indirectamente con los sectores productivos (minería, industrias, pesca, etc.) conducen inevitablemente a la reducción de la demanda y por lo tanto es cuestión de tiempo para la caída del sector comercial. De hecho ya viene retrocediendo lenta pero sostenidamente pasando de tasas de crecimiento del 12% o 9% a 4% el 2014 según el INEI. Finalmente, no debemos olvidar que parte del crecimiento financiero se debe también a la especulación criminal con los fondos de pensiones y seguros. “La economía real, que se sustenta en las industrias nacionales, en la fuerza laboral, en las micro y pequeñas empresas está sólida como una roca y eso no se va a mover”, dijo Humala el 2011. Sin embargo, ahora nos prometen seguir creciendo ¡en base al sobreendeudamiento de la población y la actividad especulativa de los bancos!

Evidentemente las primeras víctimas de este sobreendeudamiento serán los pequeños productores y campesinos pobres. Para ellos los paquetazos de Humala no tienen nada que ofrecer porque la mayoría de las pequeñas empresas están dirigidas al mercado interno y con los nuevos despidos y recortes solo se les restará potenciales compradores, es decir, se agravará su crisis. Es solo en base a mentiras que la burguesía impone sus leyes como la 27360 presentado como “una ley temporal para promover el crecimiento del pequeño agricultor” y sin embargo solo beneficia a grandes agroindustriales que han conseguido ampliar su vigencia ¡hasta el 2021! Y es que nadie puede creer que el Estado como representante de la gran burguesía esté de verdad preocupado por el futuro de los pequeños productores. Si se quisiera impulsar su crecimiento entonces se anularían todas sus deudas con la banca parasitaria o el Estado burgués. Por el contrario, se cierran miles de pequeños negocios mientras que las grandes empresas están exoneradas de impuestos y se le “perdonan” las deudas. Miles de pequeños campesinos están quebrando con la importación de productos con precios más bajos subsidiados por el gobierno norteamericano después de la firma del TLC-USA. Solo en Arequipa las ventas de los pequeños comerciantes han caído en 60% en los últimos cinco años (La República, 25/12/14) y caerán más con la anunciada llegada de supermercados como Wallmart. Las grandes transnacionales mineras y agroindustriales arrebatan las tierras de pequeños campesinos y contaminan sus ríos. Decenas de campesinos pobres de la selva siguen presos sin juicio desde del Baguazo y se pretende condenarlos a cadena perpetua.

El conjunto de paquetazos del gobierno no buscan entonces beneficiar ni al proletariado ni al pequeño productor, por el contrario están dirigidos exclusivamente a sostener la tasa de ganancia del gran capital. Para esto se hace necesario reducir aún más los llamados “costos laborales” hundiendo el salario, manteniendo la vigencia de los contratos basura, recortando la seguridad y salud laboral (ley 30222) y facilitando el despido masivo (DS 013-2014 y fallo del TC). Se hace necesario también liberar a la burguesía de todo aporte al Estado, rebajándole el impuesto a la renta (ley 4007), perdonando sus millonarias deudas (SUNAT) y ahorrándole pagar la coima a la supervisión ambiental y laboral (ley 30230 y 30222). Porque solo un imbécil podría creer que el Estado burgués de verdad obliga a la patronal a cumplir la ley. El mismo Ministro del Ambiente ha reconocido cínicamente que esta norma “no tendrá efecto alguno en realidad pues, en la práctica, estas medidas ya están incorporadas” (Gestión, 26/06/14). De esta forma las transnacionales mineras, agroindustriales y de la construcción pretenden que sean los trabajadores los paguen sus pérdidas impuestas por la crisis. Sin embargo, las contra-reformas del sector público que se han venido impulsando forman parte en realidad del verdadero primer paquetazo del gobierno. La ley magisterial, la del servicio civil, la ley universitaria y la “reforma de salud” son normas que han terminado de liquidar los derechos laborales y profundizar la privatización de la educación y la salud con el fin de entregar todo el presupuesto del Estado al pago de la maldita deuda externa. Modernizar el país en base a la explotación industrial de trabajadores sanos y educados mientras el Estado invierte en carreteras no es precisamente la prioridad.

Vemos entonces que detrás de los paquetazos está el mismo sujeto: el capital financiero imperialista exigiendo pagos por adelantado, saqueando con sus mineras el país, usando el TLC para inundarnos de sus productos y especulando con el sobreendeudamiento del “cholo barato”. Sería estúpido pensar entonces que estas medidas fueron “cocinadas” en la CONFIEP; la receta viene de Wall Street. Se trata de la misma política que viene aplicando el imperialismo en todo el mundo para que sea la clase obrera y los países bajo su dominio los paguen las consecuencias de la gran crisis del capital. En Europa los trabajadores vienen sufriendo las contra-reformas de la patronal que liquidan los derechos laborales y profundizan el hambre y el desempleo sobre todo en Grecia, España y los países del Este. En Ucrania el fascismo ha levantado cabeza para aplastar en sangre las organizaciones obreras. Pero la peor parte se la llevan los países más oprimidos por el imperialismo. El saqueo de sus recursos naturales se profundiza y se lanzan nuevas invasiones coloniales sobre el África o Medio Oriente. La heroica revolución árabe, traicionada por el reformismo, sufre la ofensiva del imperialismo yanqui con el genocidio en Siria de la mano de Al-Assad sostenido por Irán, China y Rusia mientras que el “Estado Islámico” fracciona y disciplina la resistencia revolucionaria de las masas. Se bombardea Palestina para sostener la presencia yanqui-europea en toda la región. Sobre la extraordinaria revolución proletaria de Burkina Faso (África) se impone la trampa de las elecciones mientras se preparan nuevas masacres contra-revolucionarias. Y en América Latina la situación no es mejor, con Cuba abriéndose más al saqueo transnacional y los trabajadores del continente sufriendo los ataques tanto de los gobiernos del TLC como de los “bolivarianos” presionados por la crisis.

En México, por ejemplo, EEUU ordenó un cobarde genocidio contra estudiantes rurales que junto con sus compañeros de la capital vienen enfrentando la privatización de la educación impulsada desde el Estado burgués amarrado al TLC-USA. En Argentina se pretende condenar a cadena perpetua a trabajadores que formaron parte de un levantamiento obrero contra el impuesto al salario que terminó ajusticiando un miembro de la matonería policial igual como sucedió en el Baguazo. En Venezuela y Bolivia las masas sufren el hambre y la represión de gobiernos que se dicen socialistas pero donde los capitalistas siguen sacando jugosas ganancias con la explotación obrera del petróleo y el gas. En el Ecuador dolarizado el gobierno de Correa está imponiendo nuevas leyes laborales muy similares a las de Humala y la clase obrera está también saliendo a las calles a combatir un régimen que acusa incluso de “terrorismo” a los campesinos pobres que luchan contra el saqueo transnacional. Este es pues el verdadero rostro del “socialismo del siglo XXI”, que resultó siendo la misma porquería capitalista semicolonial. Latinoamérica no ha podido entonces escapar a la gran crisis del sistema capitalista en su fase terminal: los países del Atlántico ya están en franca recesión y sobre los del Pacífico se levantan burbujas como la de Perú. Y es que hace ya tiempo que las fuerzas productivas han rebasado las fronteras nacionales creando fuertes lazos de dependencia entre todos los países. Pretender resolver los problemas del capitalismo en el estrecho marco nacional es la más estúpida y reaccionaria de las utopías. Por otro lado, creer que la economía mundial está remontando la crisis es un mito que se viene repitiendo desde su mismo inicio. Por el contrario el propio Fondo Monetario Internacional viene advirtiendo la existencia de una burbuja inmobiliaria internacional concentrada en China.

Estamos frente entonces a la más grande crisis del capitalismo en décadas y su recuperación pasa necesariamente por la multiplicación de las calamidades contra la clase obrera, porque así es como funciona este podrido sistema económico en su fase final imperialista. Toda costura o paliativo nacional está condenado al fracaso. Por el contrario nuevos ataques se preparan para hundir aún más las condiciones de vida de proletariado. En Perú por ejemplo, ya está en la agenda del congreso un nuevo proyecto de ley (4008-2014) con el que se facilita el despido masivo facultando el cese del 5% del personal y eliminando los bonos del cálculo de la gratificación, la CTS y las pensiones. Y para poder imponer estas medidas profundamente anti-obreras el gobierno ha lanzado también un paquetazo militarista con el fin de legalizar los métodos de guerra sucia con los que ha venido sosteniendo la dictadura bonapartista del capital. La ley 30151 de licencia para matar bajo la cual se asesinó al mecánico Fidel Flores sigue vigente y la estatización de los sindicatos se profundiza con medidas como el DS 007-2014. El asesinato de dirigentes sindicales sobre todo de construcción civil por órdenes de la patronal de CAPECO sigue impune y en aumento, falsamente presentado como un “conflicto entre mafias”. Sobre los supervivientes del Baguazo, presos sin juicio, pesa la amenaza de cadena perpetua solo por haberse defendido de la matonería uniformada. Y es que para el gobierno, todo explotado que defiende sus derechos es un blanco enemigo; la persecución política del MOVADEF no es más que un pretexto para imponer el terror patronal sobre las organizaciones obreras. Una organización tan podridamente pacifista como el MOVADEF que pide la liberación de Fujimori y Montesinos no puede ser de verdad una amenaza para el régimen: el verdadero blanco es el pueblo en pie de lucha.

Lo que los trabajadores vienen etextil1-03nfrentando entonces no es a un gobierno, sino al mismo Estado burgués bajo un régimen bonapartista donde todas las instituciones están subordinadas al aparato militar-policial. La forma actual de este régimen se impuso con el golpe de Fujimori cuya constitución sigue vigente y sobre la cual la patronal organiza su circo electoral “democrático”. Todos los partidos de la patronal están evidentemente comprometidos con este régimen y administrándolo por turnos. Es de un cinismo sin nombre que ahora vengan a decirnos que están muy preocupados por los derechos laborales de la juventud. Del fujimorismo ya hemos enumerado varios de sus crímenes, fueron ellos los que directamente sobre un cementerio de explotados liquidaron conquistas históricas del proletariado. “Restablecida la democracia”, Toledo superó a Fujimori imponiendo el “estado de emergencia” en todo el país, lanzando el ejército contra obreros, campesinos y estudiantes que enfrentaban la privatización y liquidación de sus derechos. De hecho fue con Toledo que se impuso la ley PYMES y también el antecedente directo de la ley juvenil de Humala: la ley (28518) sobre modalidades formativas laborales. Aunque se trata de un contrato de uno o dos años, es el peor de todos porque no entras a planillas, no se reconoce pensiones ni horas extras ni indemnización por despido y ni siquiera tienes una verdadera remuneración. Sobre el APRA pesan las masacres contra campesinos en los 80’s y también la de Bagua de la mano de Yehude Simon. Fue bajo el último gobierno de García que se creó el CAS y el SERVIR.

Finalmente tenemos Acción Popular de Yohny Lescano. Este partido que la burguesía presenta como “guardián de la democracia” gobernó dos veces el país. En el primer turno, Fernando Belaunde enfrentó los alzamientos campesinos sentenciando a muerte a Hugo Blanco y lanzando napalm sobre comunidades indígenas. Tan demócrata fue que recuperó la tradición medieval de la quema de libros considerados subversivos (1967). Y de regreso en los 80’s, están las masacres de Uchuraccay (1983), Putis (1984) y la administración de leyes 10896949_1562067747397383_1830543612748238393_nanti-obreras dejadas por el militar Bermúdez como el contrato esclavista para el sector textil (ley 22342). Y con el más oportunista y cínico de todos, precisamente con Lescano es que el reformismo ha forjado su alianza con la patronal en “defensa de los derechos laborales”. El rol pues de los dirigentes oficiales del movimiento obrero ha sido fundamental para sostener el actual régimen burgués siempre bajo el discurso trillado del “mal menor”. Buscando al “capitalista menos malo” es que llamaron a votar a Fujimori frente a Vargas Llosa, hicieron campaña por Toledo y también por Humala. Incluso marcharon en su apoyo en octubre de 2011 mientras los campesinos pobres comenzaban su levantamiento contra el proyecto Conga. Fue justamente el año de la revolución proletaria árabe que con métodos revolucionarios, llamando a boicotear las elecciones burguesas, el pueblo pobre de Islay (Arequipa) y Puno lograron cancelar los proyectos mineros Tía María y Santa Ana. Esto fue posible debido a que las bases superaron la contención conciliadora de sus dirigentes tradicionales. Donde los reformistas tuvieron éxito en imponer su agenda de marchas pacíficas y negociados con los congresistas de la patronal es cuando empezaron las derrotas: contra Conga, la ley magisterial, del servicio civil, la ley universitaria y la reforma de salud.

Ahora vemos como los reformistas de todas las banderas (Frente Amplio, PC de Mario Huamán, Patria Roja, MOVADEF, COEN, maoístas, anarquistas, seudo-trotskistas, “colectivos”, etc.) buscan repetir la historia llevándonos nuevamente a la derrota. Han hecho lo imposible por contener la radicalización de la juventud explotada deseosa de derrotar a la policía en las calles. Contra su absoluta voluntad es que los trabajadores textiles han convocado un paro nacional que ha puesto a temblar a la patronal obligándola a derogar la maldita ley laboral juvenil. Sin embargo, los reformistas siguen conspirando para impedir que la lucha del pueblo explotado se siga extendiendo y radicalizando. Ahora más que nunca se hace necesario poner en pie comités de autodefensa armados de lo necesario para resguardar la vida e integridad de los huelguistas. Sin derrotar a la policía en las calles, no podremos traer abajo los paquetazos del gobierno.Es que todavía vivimos en democracia” nos dicen. ¿Acaso no han sido suficientes las bombas, las detenciones “preventivas”, el asesinato de Fidel Flores y de manifestantes en el Cusco para entender bajo qué régimen vivimos? Es con esta política que han impedido hasta ahora el desarrollo de una situación verdaderamente pre-revolucionaria. Y contra su voluntad es que las bases se están auto-organizando en asambleas democráticas que pretenden subordinarlas a sus aparatos burocráticos como la auto-proclamada “Coordinadora Juvenil por un Trabajo Digno” integrada por los reformistas de siempre y grupos virtuales como el “Colectivo Dignidad”. Incluso siguiéndole el juego al gobierno han expulsado al MOVADEF de las marchas, liquidando el derecho democrático de una organización política vinculada a un sector de los explotados. Estos mismos métodos burocráticos los han impuesto en el norte atacando físicamente a obreros trotskistas.

El reformismo también ha recortado las demandas de los trabajadores para hacerlas “viables” a las condiciones actuales del capitalismo. Se han limitado a reclamar la derogatoria de la ley juvenil sin convocar a toda esa juventud explotada bajo distintos contratos basura (CAS, services, ley textil, ley 27360, etc.). Otros plantean la “ley general del trabajo” que Mario Huamán ha consensuado con la CONFIEP en el congreso con el fin de parchar la constitución fujimorista. Hablan de aumento general de salarios pero sin reclamar que sea igual a la canasta básica familiar (S/. 2000) y móvil según el alza de precios. Hablan de empleo pero no exigen que se reduzca la jornada de trabajo ni que se ponga fin a los contratos temporales. Es que para la burocracia el pliego sindical tiene que corresponder “a las condiciones técnicas de la empresa”. Y como ahora todo el mundo dice que la economía se ha “desacelerado” o “enfriado” entonces las demandas deben limitarse “pero no tanto porque todavía hay plata”. Esta política es más reaccionaria de lo que parece. En primer lugar, porque ocultan que la economía se está sosteniendo en base al endeudamiento brutal del pueblo pobre y eso tarde o temprano va a colapsar. En segundo lugar, porque divide a los trabajadores según la situación financiera de cada rama de la producción. Los obreros mineros e industriales poco o nada pueden pedir ya que la crisis se concentra allí. Otra sería la situación de los trabajadores bancarios y comerciales. Y cuando la economía termine de caer, los reformistas exigirán sacrificio “para que por lo menos la planta no cierre”. Ya desde ahora Pedro Francke del Frente Amplio sostiene que el cuarto paquetazo fue “tímido” porque “debió incluir medidas para ampliar la liquidez y el crédito y reducir las tasas de interés” (Diario Uno, 12/11/14). Y el BCR le ha hecho caso: le ha dado más plata a los bancos para seguir sobre-endeudando a la gente.

Lo que proponen los reformistas con respecto a la crisis desnuda aún más su miseria ideológica. Hablan de medidas para “reactivar la economía nacional”. De la bancarrota histórica del “socialismo en un solo país” no aprendieron nada. Ya ni siquiera hablan del “socialismo del siglo XXI”. En realidad lo que esta gente propone es “reactivación capitalista en un solo país”, una estupidez. Hace rato ya que las fuerzas productivas son de carácter internacional. “Nuestra” minería e industria vende sus productos en Europa, Asia y EEUU donde la crisis de las empresas y la pobreza de millones de trabajadores ya no les permite comprarlos. ¿Cómo vamos a solucionar esto encerrados en Perú? “¡Con la inversión pública!”, dice el reformista. ¿Y de dónde vamos a sacar la plata si todo el presupuesto del Estado se dirige a pagar la deuda externa con el imperialismo? De esto el reformismo no habla nada. Como buenos castro-chavistas están tras los pasos de Rafael Correa que ha entregado la mitad de sus reservas a la Goldman Sach para obtener un “préstamo reactivador”. Están con Evo que ha entregado el gas a Wall Street, con Maduro que mete petróleo en los tanques norteamericanos y sirios, con los Castro que entregan Cuba a Obama y el Vaticano. “Aumentar la inversión pública” dicen, sin desconocer la deuda externa, sin desconocer el TLC, sin expropiar a las transnacionales, es decir, “reactivación nacional” sin romper con el imperialismo, una vergüenza. “Apoyo resuelto a la pequeña empresa”, dicen, ¿sin desconocimiento de las deudas usureras?, ¿sin expropiación sin pago de la banca parasitaria? “Aumento general de salarios para crear compradores”, ¿y si la fábrica está en quiebra? ¿Expropiación sin pago bajo control obrero? “Jamás¡eso sería el socialismo!”, nos dicen los partidos “socialistas”.

Toda propuesta nacional para la solución de una crisis internacional no es más que una estafa. Los reformistas quieren salvar al capitalismo. Dicen que aumentando los salarios, aumentará la demanda y así el capitalismo se reactivará. Si esto es así, ¿por qué entonces no proponen que aumenten los salarios de los trabajadores europeos que compran lo que exportamos? ¿Por qué ni siquiera plantean la unidad con los obreros de Ecuador en pie de lucha y los de todo el Continente? ¿Y el legado internacionalista de los mártires de Chicago? Es que esta gente no es ni proletaria ni internacionalista, es la vanguardia de la clase media nacional. Lo peor de todo es que según sus cálculos econométricos triplicar los salarios y el empleo (reduciendo la jornada a seis horas por ejemplo) serían demandas “maximalistas”. Nosotros por el contrario planteamos que el compromiso que han asumido los reformistas en reactivar el capitalismo nacional no puede impedir que los trabajadores levanten sus legítimas demandas en defensa de una vida digna. Las necesidades de las familias obreras no tienen por qué ajustarse a la miseria ideológica de los burócratas, onegeístas y funcionarios que no trabajan ni sufren como el proletariado. Si los marxistas revolucionarios planteamos aumento de salario y empleo móvil no es porque busquemos reactivar el capitalismo sino porque defendemos sin lugar a discusión los intereses inmediatos e históricos de la clase obrera: “Los partidos comunistas no plantean… ningún programa mínimo tendiente a fortalecer y a mejorar el edificio vacilante del capitalismodeben tener en cuenta… no la fuerza de resistencia de las finanzas capitalistas sino el aumento de la miseria que el proletariado no puede y no debe soportar” (Tercer Congreso de la Internacional Comunista, 1921). Este legado reivindicamos, el mejor patrimonio político del proletariado.

De todos los reformistas, los más cínicos son definitivamente los reformistas de izquierda. Tienen el mismo programa pacifista y reactivador que sus compañeros de derecha, pero le agregan frases rojas y gestos desafiantes. Los patriotas pequeño-burgueses del maoísmo, por ejemplo, siguen buscando algún burgués “anti-feudal y anti-imperialista” con quien levantar el Frente Popular de Stalin. De los anarquistas sabemos que lo más cerca que estuvieron de tomar el poder fue cuando se hicieron ministros del gobierno burgués de Cataluña, en la España del 36. Pero los más cínicos de todos son esos estalinistas que por vergüenza a llamarse por su nombre se auto-proclaman trotskistas. Los morenistas de la LIT-CI, PST en Perú, levantan planteamientos que no tienen desperdicio. En realidad toda la crítica que hemos elaborado les calza perfectamente. En primer lugar, como se sabe, el morenismo levanta la consigna “el pueblo uniformado también es explotado”. Con respecto a esto Trotsky fue muy claro: “El hecho de que los policías hayan sido elegidos en una parte importante entre los obreros socialdemócratas no quiere decirlo todo. Aquí, una vez más, es la existencia la que determina la conciencia. El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero” (La lucha contra el fascismo en Alemania). El morenismo ni siquiera llega a los sofisticados argumentos de la socialdemocracia. Sin esfuerzo alguno y de la manera más vulgar presentan al policía como aliado del proletariado. El objetivo es claro: evitar a toda costa un enfrentamiento con las fuerzas represivas del gobierno dejando a las masas a merced de la brutalidad policial. Es por eso que levantan de forma irresponsable la consigna de Paro Nacional sin llamar a poner en pie comités de autodefensa como cualquier secta pacifista más.

No nos sorprende entonces que hayan abandonado la lucha por la liberación de los presos del Baguazo. Ejerciendo una influencia nefasta sobre un grupo de sindicatos agrupados en la “Red Solidaria de Trabajadores” organizaron un foro en el congreso auspiciado por el mismo Yehude Simon, el verdugo de Bagua bajo las órdenes del APRA. Su solidaridad no alcanzó a los trabajadores explotados del campo. Por otro lado, como toda la izquierda reformista el PST también llamó a votar por Humala aunque ahora guarden silencio sobre eso. “¡Pero fue un voto sin confianza política!”, nos dirán. Lo mismo podría decir Patria Roja: “Pero no será un apoyo ciego ni incondicional, tanto más producido el adelgazamiento de su plan de gobierno inicial, sino un apoyo con independencia, con iniciativa, con propuestas, vigilante” (III pleno del CC de PR). La tarea del proletariado por lo tanto no era preparar sus fuerzas para combatir al nuevo gobierno de la CONFIEP tomando la posta del alzamiento en Islay y Puno. Todo lo contrario, para el PST se trataba de construirle a Humala “una mayoría… con las organizaciones obreras, populares y campesinas que votaron por él y que son los únicos que defienden su programa” (Bandera Socialista, mayo 2011). Lo mismo dijo Patria Roja: “Para que el gobierno de Ollanta Humala avance… le es indispensable contar con un fuerte respaldo social, con la unidad popular y progresista más amplia que impida su aislamiento”. Seguro nos dirán: “¡Apoyamos a Humala para que no ganara Keiko!”. ¿Y cuál sería la diferencia? ¡Si Humala está haciendo lo que ni Fujimori se atrevió hacer! Igual sucedió cuando llamaron a votar a Fujimori como “el mal menor” y éste terminó imponiendo los paquetazos de Vargas Llosa. Ahora todos están detrás de Yonhy Lescano convertido por estalinistas y morenistas en vocero del proletariado en el congreso.

El PST sostiene también la tesis patronal del “enfriamiento” económico: “Esta pequeña desaceleración no impide que el Perú al cierre del año siga proyectándose como la cuarta economía del mundo con la más alta tasa de crecimiento…Para el 2014 se estima un crecimiento de 6 % impulsado principalmente por el ingreso de gigantes operaciones mineras como Las Bambas, la ampliación de Cerro Verde, de Toromocho y Constancia, lo que le aseguran un buen sustento a las finanzas del EstadoLa torta empresarial sigue creciendo y no hay razón para no seguir luchando por lo que nos corresponde” (Bandera Socialista, setiembre 2013). Todos estos optimistas pronósticos acerca de “la cuarta economía del mundo” se terminaron por estrellar contra la realidad. La razón de esta confianza exagerada en la vitalidad de una chacra semicolonial como Perú es simple: el reformista solo ve razonable luchar cuando la torta empresarial crece. De lo contrario, los trabajadores tienen que sacrificarse en busca de lo posible. Esto ya lo vimos y lo denunciamos cuando la LIT-CI firmó en Brasil un acta de traición con la patronal automotriz de Sao Paulo, aceptando despidos y recortes de salario “con tal de que no cierre la planta”. Y como solo el crecimiento justifica la lucha por salarios, al PST le parece bien que más proyectos imperialistas aterricen en Perú aunque las comunidades campesinas les hayan declarado la guerra. Vemos entonces como el sindicalismo vulgar rompe a cada paso la alianza obrero-campesina. Y rompe también la unidad de los obreros industriales al dividir sus demandas en función de la situación financiera de cada empresa mientras ocultan que la recesión ya está aquí y que la economía se está sosteniendo en base al sobreendeudamiento de la población. Partiendo de esto, ¿qué salida pueden plantearle al proletariado frente a la crisis del capital?

Evidentemente, como todo buen reformista, el PST también es partidario de la reactivación capitalista en un solo país. Es que el problema no es del sistema sino de un mal modelo económico: “Pero la economía se enfría y se seguirá enfriando porque el modelo en que se basa ya no funciona. Es un modelo proimperialista basada en la extracción minera y la gran inversión extranjera” (LIT-CI.org, 19/12/14). Nos preguntamos, ¿acaso la inversión extranjera imperialista apareció con el “modelo neoliberal” de Fujimori? Hasta un miserable como Haya de la Torre hablaba ya de esto en la primera mitad del siglo XX. ¿Y la crisis del capitalismo mundial no tendrá algo que ver? Bueno, estas tesis profundamente nacionalistas ya fueron refutadas hace un siglo cuando Lenin demostró que el imperialismo es la fase superior y final del capitalismo y no “una política” como sostenía Kautsky. Ahora entendemos porque la LIT-CI llamó a votar a Humala, a Evo en Bolivia, por Lula en Brasil, etc. es que se trataba de “derrotar en las urnas el modelo neoliberal”. Sus propuestas no se basan entonces en las necesidades urgentes de las masas, sino en la necesidad que tiene la patronal de “reactivar” su tasa de ganancia. ¿Desconocimiento de la deuda y el TLC-USA?, ¿expropiación sin pago y bajo control obrero?, ¿salario y empleo móvil?, nada de eso, lo que hay que hacer es “construir una alternativa porque el plan del gobierno nos lleva al desastre. Hay que oponerle un programa de la clase obrera que efectivamente reactive la economía nacional generando consumo y empleo porque plata hay” (Rebelion.org, 29/11/14). La “Red Solidaria de Trabajadores” ha enumerado pues los lugares comunes del programa mínimo reformista: derogatoria de normas dadas y archivamiento de proyectos, aumento de salarios, devolución del FONAVI, fin de las services, respeto al fuero sindical, etc.

Sin embargo, también encontramos perlas como esta: “pleno poder del Ministerio de Trabajo para intervenir y dar solución a los conflictos laborales y pliegos de reclamo no resueltos”. ¿Cómo? ¿No les parece acaso suficiente la brutal penetración del Estado en los sindicatos que el morenismo pide más? “Los Bolchevique Leninistas se encuentran en las primeras filas de todas las formas de lucha, aún allí donde se trata de los intereses de los más modestos de la clase obrera. Toman parte activa en la vida de los sindicatos de masa, preocupándose de robustecer y acrecentar su espíritu de lucha. Luchan implacablemente contra toda las tentativas de someter los sindicatos al estado burgués y de maniatar al proletariado con ‘el arbitraje obligatorio’ y todas las demás formas de intervención policial, no sólo fascistas sino también ‘democráticas’”. Así de claro fueron los obreros revolucionarios que fundaron la Cuarta Internacional. La aristocracia y burocracia obrera de izquierda puede ser si quiere estalinista, socialdemócrata, hasta anarquista, pero ¿por qué usurpar títulos y banderas que no les pertenecen? ¡Farsantes! Frente a la bancarrota del estalinismo la burguesía necesita de un nuevo revisionismo, esta vez para combatir el marxismo vivo desarrollado por Trotsky y sus compañeros, los únicos que plantearon una alternativa seria frente a la burocracia de la URSS. Seguro gritarán: “¡esas propuestas ya no son viables en nuestro tiempo!”. Y sí, tienen razón señores reformistas, nuestro programa no es “viable” bajo el capitalismo. Es por eso que nosotros los socialistas les decimos la verdad a los trabajadores, que si no hacemos la revolución y peleamos por tomar el poder, jamás pondremos fin ni a las causas ni a las consecuencias más brutales de la explotación capitalista. Si el capitalismo no es capaz de satisfacer las demandas básicas de sus esclavos, ¡entonces bien merece perecer!

1-¡Abajo todos los contratos basura que esclavizan a la juventud (ley textil, agraria, services, CAS, pymes, etc.)! ¡Abajo el proyecto de ley general del trabajo consensuada con la CONFIEP! ¡Todos a planilla con todos los beneficios y contrato a plazo indefinido!

2-¡Abajo los paquetazos del gobierno! ¡Abajo el despido masivo por cese colectivo! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda empresa que cierra o despida trabajadores! ¡Reposición de todos los despedidos! ¡Escala móvil de empleo: un turno más con el mismo salario!

3-¡Aumento del salario mínimo a S/. 2000 y móvil según el alza de precios! !Pago completo del FONAVI y las deudas laborales! !Anulación de todas las deudas de los explotados con la banca parasitaria! !Estatización de la banca, seguros y AFP sin pago y bajo control obrero!

4-¡Abajo el primer paquetazo privatista y anti-laboral (contra-reforma magisterial, estatal, universitaria y de salud) y el paquetazo represor (ley de licencia para matar)! ¡Abajo las leyes anti-sindicales! ¡Abajo la intervención del Ministerio de Trabajo en nuestras organizaciones y en nuestra lucha!

5-¡Abajo la exoneración de impuestos a la patronal! ¡Aumento del impuesto a la renta y el patrimonio de la burguesía para financiar obras públicas que den empleo! ¡Abajo la deuda externa y el TLC-USA! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de las transnacionales mineras, petroleras y constructoras!

¡Viva el paro nacional textil y el combate de la juventud explotada de los barrios de Lima y provincias! ¡Que las direcciones reformistas de la CGTP y de la “Coordinadora por un Trabajo Digno”, rompan ya su alianza con la patronal, con Acción Popular de Yonhy Lescano y convoquen a un verdadero Paro Nacional poniendo en pie comités de autodefensa para derrotar a la policía en las calles! ¡Fuera el APRA de nuestra lucha!

¡Por un verdadero Comité Nacional de Lucha con delegados revocables votados desde la zonas auto-organizadas de Lima y las bases obreras, campesinas y estudiantiles de todo el país!

¡Libertad de expresión y de participación a todas las organizaciones que se reivindican de los explotados! ¡Abajo la persecución política y campaña “anti-terrorista” del Estado contra nuestras organizaciones! ¡Libertad a los presos sin juicio del Baguazo y a todos los perseguidos y procesados por luchar contra la patronal y el imperialismo!

¡Una misma lucha con los trabajadores de Ecuador! ¡Correa y Humala la misma huevada! ¡Abajo la restauración del capitalismo en Cuba! ¡Abajo la farsa de la “revolución bolivariana” y del “socialismo del siglo XXI”! ¡Una misma lucha con los trabajadores de Europa! ¡Abajo el fascismo en Grecia y Ucrania! ¡Viva la revolución proletaria de Burkina Faso! ¡Abajo la intervención imperialista en Siria e Irak! ¡Abajo el Estado yanqui-sionista de Israel!

¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES Y LA JUVENTUD EXPLOTADA CONTRA EL CAPITALISMO MUNDIAL EN BANCARROTA!

Núcleo por la Refundación de la Cuarta Internacional

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