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Una nueva masacre del imperialismo sobre Palestina se está perpetrando. Ya se cuentan oficialmente más de 2000 muertos entre niños, mujeres y ancianos como resultado de los bombardeos indiscriminados del Estado de Israel sobre la Franja de Gaza. Los métodos más sucios y cobardes de la guerra burguesa son desplegados sin freno por el sionismo con el respaldo de las potencias imperialistas. No se trata de “daños colaterales”, el Estado de Israel tiene como blanco explícito de sus ataques barrios obreros, colegios y hospitales. Con cifras oficiales de decenas de soldados y un puñado de civiles israelíes muertos, se hace evidente la gigantesca desproporción de fuerzas entre el sionismo y la precaria resistencia militar de la nación palestina.
Es evidente que esta nueva masacre yanqui-sionista no se debe al secuestro y muerte de tres jóvenes israelíes. Eso solo fue el pretexto, las causas son más profundas. La extraordinaria revolución árabe iniciada en Túnez a fines del 2010 ha significado una de las más grandes amenazas a la existencia del Estado yanqui-sionista de Israel. La posibilidad de que esta cadena de revoluciones proletarias empalme con un nuevo levantamiento de las masas palestinas, con la Intifada, aterrorizó a la burguesía. Mientras imponía la contrarrevolución más despiadada para masacrar a las masas (Siria) y el frente popular para contenerlas (Túnez), el imperialismo también empujó a la burguesía nativa palestina a la unidad con el fin de hacer frente a la revolución proletaria. Hamás como gobierno en Gaza y Al-Fath en Cisjordania se vienen reuniendo desde el 2011 con este objetivo acordando sobre todo reprimir cualquier levantamiento que buscara la unidad con la revolución en Egipto o Siria. Hamás y Al-Fath han jugado entonces un papel fundamental en la ofensiva contra-revolucionaria del imperialismo que finalmente no ha hecho más que fortalecer al Estado yanqui-sionista de Israel.
Sin embargo, el imperialismo no logra estabilizar el mundo mientras las milicias obreras de Ucrania resisten los embates del fascismo, pero sobre todo porque no logra derrotar a las heroicas masas de Libia que enfrentan al general Khalifa Haftar, ni tampoco ha podido impedir que los explotados de Irak se levanten en armas contra la dominación colonial del imperialismo yanqui. El impacto de esto sobre las masas palestinas era más que probable y en consecuencia Hamás y Al-Fath han terminado por levantar un gobierno de unidad contra-revolucionaria en los territorios que el Estado yanqui-sionista ha trazado para desplazar y hacinar a las masas palestinas. El éxito provisional de esta medida de contención es lo que ha facilitado la ofensiva de exterminio del imperialismo sobre Palestina. Para Hamás no había otra alternativa: los patrones islámicos temen mil veces el levantamiento armado de sus esclavos asalariados. Esto demuestra que su desconocimiento del Estado de Israel es solo formal, en la práctica han hecho todo lo que está a su alcance para sostenerlo mientras se enriquecen con el contrabando en los túneles subterráneos que comunican la Franja de Gaza con Egipto. Esto ha merecido que muchos políticos burgueses de EEUU exijan su reconocimiento. Por su parte Al-Fath a la cabeza de la OLP ya ha abandonado hace tiempo la lucha contra Israel, ahora gobierna el bastustán de Cisjordania y está reprimiendo cruelmente toda manifestación en solidaridad con Gaza. La burguesía nativa palestina ha demostrado que no puede y que no quiere destruir el Estado yanqui-sionista de ocupación, solo el proletariado puede conquistar plenamente esta tarea democrática.
Si el Estado de Israel aún no ha podido imponer el triunfo de su ofensiva militar se debe enteramente a la resistencia revolucionaria de las masas palestinas que choca a cada paso con la política colaboracionista de Hamás y sus lacayos reformistas; la huelga general en Nazaret así lo atestigua. Los planes del imperialismo tienen que lidiar asimismo con la movilización de los trabajadores en Europa, EEUU y decenas de países donde salen a combatir a sus gobiernos burgueses cómplices de la masacre sionista. Es la clase obrera la única fuerza internacional con la que cuenta el pueblo palestino, mientras que EEUU se apoya ahora abiertamente en el gobierno genocida de Al-Assad en Siria, en la burguesía de Irán y el Líbano y en las potencias aliadas que siguen vendiendo armas a Israel. Solo gracias a las direcciones pequeño-burguesas del proletariado luchas como la de los obreros y explotados del Este de Ucrania no se ha unificado aún con la resistencia anti-imperialista de las masas palestinas. Allí también la burguesía se ha cobrado la vida de cientos de familias obreras que vienen aisladas enfrentando la ofensiva del fascismo respaldado por EEUU y la embajada de Israel. En la medida que la dirección de la resistencia militar contra el sionismo siga en manos de la burguesía nativa, el pueblo palestino seguirá aislado, desarmado y paralizado por treguas que no corresponden a sus verdaderas fuerzas sino a los cálculos mezquinos de Hamás.
Pero la burguesía no sería dueña de la situación si no fuera por las direcciones traidoras del movimiento obrero, tanto dentro como fuera de Palestina Ocupada. Por un lado existen organizaciones abiertamente sionistas como “La Izquierda” de Alemania pero también otras que bajo el pacifismo más vulgar o el internacionalismo abstracto niegan el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino. Los discípulos de Stalin por su parte, no olvidan que el “gran timonel” aprobó la invasión de Palestina y la creación del Estado yanqui-sionista y en consecuencia defienden también el derecho de “autodeterminación del pueblo judío”. Ellos ven “trabajadores explotados” donde solo existe una excepcionalmente amplia aristocracia obrera. Ven una nueva metrópolis imperialista donde solo existe una colonia judía privilegiada enviada y sostenida por los EEUU. Otros ven masas pequeño-burguesas quebradas y desesperadas sosteniendo por décadas un “Estado fascista” donde solo existe una numerosa clase media acomodada y armada para defender sus privilegios como cualquier colonia de ocupación. Finalmente, corrientes reformistas de distintos colores plantean la destrucción del Estado de Israel pero bajo un “frente único” con la burguesía palestina, antes con Al-Fath y la OLP, ahora bajo la jefatura de Hamás. Quizás nunca como ahora esta política de colaboración de clases ha manifestado con tanta claridad toda su podredumbre.
Al negar la necesidad de la revolución socialista para los países atrasados y coloniales, el reformismo ha quedado impotente frente a las tareas democráticas, postrado ante la burguesía del batustán. Lo peor es que exigen a los gobiernos burgueses del mundo romper con Israel, es decir, romper con su propia solidaridad de clase. Esta es la política de los sindicatos palestinos que de la mano de sus pares de Sudáfrica han llamado al embargo militar y económico contra Israel, mientras abandonan a los obreros portuarios de EEUU que paran y boicotean los envíos que sostienen al sionismo. Otros llaman directamente a las masas palestinas a romper con la burguesía, como si ellas fueran responsables de la traición de sus dirigentes. Son estas direcciones sindicales y reformistas las que deben romper su sometimiento a los patrones árabes y llamar a una nueva Intifada contra el Estado yanqui-sionista de Israel, a las masas revolucionarias de Egipto para destruir el muro de Rafah, a los explotados judíos del mundo para combatir a la aristocracia obrera sionista de Israel, a la solidaridad internacional del proletariado de EEUU en primer lugar, para el envío de recursos, armas y voluntarios.
¡Libertad inmediata a todos los presos palestinos en las cárceles del sionismo y sus gobiernos aliados! ¡No más piedras contra misiles: armamento generalizado de las masas palestinas! ¡Por comités obreros para sostener el frente militar! ¡Huelga general revolucionaria en Jerusalén y toda Palestina Ocupada! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todos los bienes del imperialismo y el sionismo para abastecer al frente de batalla!
¡Por la destrucción del Estado yanqui-sionista de Israel! ¡Asamblea Nacional Revolucionaria! ¡Por una Palestina única, laica y democrática sobre todo su territorio histórico con su capital en Jerusalén!
Comité Ejecutivo del Núcleo por la Refundación de la Cuarta Internacional
28-08-14